Los medicamentos son venenos útiles nos dice el farmacólogo inglés James Black. Esto se traduce en que los fármacos nos pueden ayudar o dañar dependiendo de cómo los utilicemos. Es así como la noticia del aumento del consumo de antidepresivos y ansiolíticos, que puede explicarse por el estrés del último tiempo, que puede ser una "buena noticia" para el "mercado farmacéutico", nos puede estar dando -nuevamente- una señal de alerta de cómo abordamos nuestros problemas de salud mental.
El abordaje de prevención y promoción de la salud es algo secundario en los presupuestos de la nación, y acudir a profesionales de la salud mental pasa a ser un estigma asociado a la locura o desequilibrio. Así es, bienvenidos los locos que ven más allá de las vendas de lo normal. Esto va más allá del dime qué tomas y te diré que tienes.
Es necesario revisar el sistema de salud, y "el sistema" en general, desde una perspectiva donde la salud (incluyendo la salud mental) sea prioritario, comprendiendo así la frase de Schopenhauer: la salud no lo es todo, pero sin ella todo lo demás es nada.
"Preinfarto" social
Alguien calificó el estallido en el país como un preinfarto del cuerpo social. Un reventón que avisa de un colapso mayor que puede venir pronto. Y quienes deben reaccionar de urgencia se han preocupado más de la seguridad del enfermo que de administrarle un gran balón de oxígeno. Los responsables del desarrollo y la economía, Gobierno y élite megaempresarial, creen que con algunos reajustes, bonos y cambios aparentes en la política pública la protesta terminará y la gente común más aquellos jóvenes marginales, desesperanzados, sin expectativas para sus vidas a largo plazo, volverán felices a sus chabolas.
Para que un presidente del Banco Central como Rodrigo Vergara, exprese que los remediales dispuestos desde la macroeconomía han sido insuficientes, es porque los poderosos no quieren soltar pan ni pedazo y mantener sus privilegios a rajatabla.
Varios países latinoamericanos, de suyo, perdieron el rumbo por no responder a tiempo con un mejor reparto de la riqueza existente, como en Chile, que mantiene ahorros internacionales, capacidad de endeudamiento y 23.000 dólares per cápita por año. Es bastante.
Marzo puede ser un camino sin retorno para nuestro país
Jorge Cienfuegos Silva
Académico Escuela Química y Farmacia U. Andrés Bello
Gaspar Millas del Río