Los niños chilenos no están aprendiendo ni más ni mejor que hace tres años, como lo indican los resultados de la última prueba PISA, rendida en 2018 por más de 9 mil alumnos a nivel nacional. La anterior, de 2015, también puso al país encima de los demás de Latinoamérica, pero si se compara con los de la OCDE, Chile continúa al final. ¿Por qué los escolares chilenos no mejoraron sus índices? En nuestra experiencia como desarrolladores de plataformas virtuales para el estudio de las matemáticas, podemos asegurar que la razón principal es que en Chile casi no se usa la tecnología para complementar la labor de los docentes, los que a su vez no son capacitados correctamente. Todo como parte de un sistema educacional obsoleto, inflexible y muy poco atractivo para las generaciones actuales.
Las nuevas tecnologías son clave en el desarrollo de habilidades que se presentan como centrales en el presente y especialmente en el futuro. Es un error considerarlas menos que una sala de clase, porque el complemento es lo que ayuda a los niños a alcanzar su máximo potencial.
El panorama tras el PNUD
hile es parte del grupo de países que muestran un muy alto nivel de desarrollo humano y se ubica en el lugar 42 de la clasificación mundial, entre 189 países, y en primer lugar en América Latina y el Caribe. Entre 1990 y 2017, el valor del IDH de Chile aumentó de 0,709 a 0,847, lo que implica un alza mayor al 20%.
Sin duda estas son buenas noticias, que el país debe valorar como un piso para abordar los desafíos que aún tiene por delante; por ejemplo, enfrentar la desigualdad en todas sus formas, especialmente la de género, y la sostenibilidad ambiental.
En el Informe se argumenta que es posible combatir las desigualdades. Sin embargo, esta no es una tarea sencilla. Exige aclarar qué desigualdades obstaculizan el desarrollo humano y comprender mejor los patrones de desigualdad y los factores que las provocan, creo que lo ocurrido en las últimas semanas, nos está llevando a la construcción de un mejor camino.
Gracias a la suma de movilizaciones y demandas ciudadanas, sumado a la Agenda Social propuesta, se apunta en gran medida en esa dirección, ya que incluye propuestas que tienen por objetivo reducir las desigualdades, los abusos y avanzar hacia una sociedad más justa, con oportunidades y seguridades para todos.
Si bien, aún nos queda por mejorar, a diferencia de otros años Chile ya conoce sus debilidades, ahora sólo se debe avanzar en la construcción de una mejor sociedad, y quién sabe, quizás en un par de años el índice nos entregue grandes sorpresas.
Javier Arroyo
Renata García D.