Superheroínas
-¿Cuál es tu heroína favorita?
-La que me ha acompañado desde mi infancia: Diana de Themyscira, más conocida como Wonder Woman o Mujer Maravilla. Es muy importante a nivel 'herstórico' pues se trata de un personaje nacido hace casi ocho décadas de una combinación insólita de sufragismo, heterodoxia y cultura pop.
La segunda es Harley Quinn, bufona de las despreciadas. Otra que tiene un periplo muy vital es un personaje tan ambiguo como apasionante: Emma Frost, conocida como "Reina Blanca".
-¿Qué se puede aprender del mundo de las superheroínas?
-Los superhéroes y las superheroínas es un espacio de ficción idóneo para hablar del poder y todas sus servidumbres.
Me interesa este universo porque define un escenario apropiado desde el cual reflexionar sobre feminismo. La superheroína difiere del superhéroe desde la misma esencia: el superhéroe representa el sistema y sus valores; y la superheroína cuestiona estas estructuras y las subvierte.
-¿Cómo se trabaja en el mundo del cómic los problemas de género?
-De la misma manera que en cualquier otro ámbito: tejiendo redes entre compañeras, preguntándonos por las estructuras de poder, por las jerarquías sociales y económicas.
A la vez -en el cómic- nos esforzamos por cambiarlas, por hacerlas más horizontales y justas. En España, el Colectivo de Autoras de Cómic lleva más de un lustro trabajando con la firme idea de que estos planteamientos se infiltren en los distintos ámbitos y la cosa cambie para mejor.