Arica,ha sido una de las ciudades más postergadas e ignoradas por cada gobierno de turno.Siempre se la ha mantenido con calmantes y pildoritas,pero sin nada concreto.Los adelantos que tenemos y nos hacen sentir más a gusto, son a las empresas privadas.
Los ariqueños y quiénes hemos adoptado a esta hermosa ciudad como nuestra,estamos totalmente de acuerdo con las justas demandas de: justicia laboral,salud,educación, y mejores pensiones. Sin embargo,lo que no podemos aceptar, es que la delincuencia y el vandalismo, se escondan detrás de una capucha,para sacar provecho de la situación y destruyan lo que tanto ha costado lograr.
Sin lugares de abastecimiento,sin locomoción,sin entidades pagadoras,sin farmacias y otros,siempre los perjudicados seremos : la clase media y los más necesitados.
En las protestas y marchas ,nosotros mismos somos,quiénes debemos denunciar a los infiltrados y falsos luchadores de las causas que nos convocan.
"La unión hace la fuerza"
Creo que todos los chilenos y chilenas con el corazón bien puesto, hemos podido ser testigos de algo inesperado y como buenos latinoamericanos, rogamos a la virgencita, sea cual sea, que nos ayude a superar esta difícil situacíon.
Las promesas incumplidas y el desconocimiento, por empatía de nuestro propio pueblo ha generado lo que nunca debió pasar. No se justifica que un hijo de un humilde hogar haya tenido que robar un kiloç de arroz y una botella de aceite para que su mamita pudiera cocinar. Nuestros políticos y lo digo sin querer ofenderlos , no han "cumplido su misión". Es la hora de que mediten profundamente. Si los elegimos fue para que lucharan por nuestros propios intereses, que no son otros que poder sobrevivir.
Ruego a Dios y a la virgencita que nuestro presidente de la república, así como fue capaz de salvar a los 33 mineros de que ahora tenga la capacidad suficiente para encontrar con la ayuda de todos los que lo eligieron la solución que el país entero espera. Pero sin violencia: con amor y con un cariño tremendo por los niños que esperan confiados en la ayuda de sus padres. No me cabe la menor duda que con la ayuda de todos,sin excepción podremos salir adelante.
Atentamente,
Jorge Carlos Valenzuela Araya
Jorge Raúl Díaz Pacheco