Mucho se ha hablado este último tiempo de aquellos rostros de televisión que a pesar de ganar millonarios sueldos y cuyos medios pertenecen a grandes grupos económicos de les acusa de promover la lucha de clases. Sin embargo peor que los noticiarios y los matinales son las telenovelas.
Hace dos años por motivos profesionales me tocó convivir en un campamento con jóvenes trabajadores que en la noche veían la telenovela "Perdona Nuestros Pecados que se trataba de un comerciante psicópata de de los años 50 que asesinaba, corrompía y abusaba de todos en el pueblo. Me acuerdo de los comentarios de los jóvenes que estaban convencido que los empresarios de provincia de esa época eran así. Tuve que contestarles que mi abuelo era uno de ellos y persona mas bondadosa y querida no podía ser y les mostré sus obras. .
Después de esa experiencia encontré que era necesario monitorear las teleeseries y empecé a ver Juegos de Poder que es una vulgar repetición con la misma dosis de sangre y sexo de Perdona nuestros Pecados y con la la única diferencia que que el psicopata ya no es un comerciante de pueblo sino el candidato de la centroderecha. Este a lo único que se dedica es asesinar a los que los molestan , pero sale incólume porque corrompe a los jueces , fiscales ,policías y gendarmes .Vence al candidato de izquierda porque también es un corrupto.
Me pregunto si muchos de esos jóvenes que protestan a a las marchas ¿ no pensarán quizás que nuestras autoridades son como las presentan estas telenovelas?
Gatopardo
Alguna vez, el politólogo Thomas Dye dijo que las políticas eras decisiones del gobierno sobre lo que hace o deja de hacer. Lo cierto es que la decisión de no hacer nada no es una alternativa para un gobierno que desea avanzar en materia de desarrollo socioeconómico y cultural. Ni mucho menos una actitud que maquilla la inacción.
Pero también hay otra forma de hacerlo: Tomasi di Lampedusa en su novela El Gatopardo, expone la célebre frase. "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie (...) todo será igual pese a que todo habrá cambiado". Es una paradoja muy conocida en la ciencia política cuando se suelen realizar grandilocuentes anuncios para realizar cambios pero para que finalmente todo siga como está.
Cuando no hay compromiso por una transformación política profunda, trascienden en la práctica, alteraciones superficiales de las estructuras de poder, conservando intencionadamente el elemento esencial de estas estructuras.
Un gobierno gatopardo no es la mejor alternativa cuando la sociedad exige, cambios sustanciales en las relaciones de poder hoy, basadas en la desigualdad y la violencia.
Federico Aguayo Bustamante
Iván Godoy Flores