Luego de más de 30 años, Arica volvió a vivir esta restricción en medio del Estado de Emergencia Ariqueños recuerdan cómo vivieron el toque de queda en los '70 y '80
Anécdotas de patrullaje, fiestas, trabajo comunitario, movilizaciones y comercio, entregan cuatro adultos mayores.
Son las 22:15 del segundo día de toque de queda en Arica en 2019, en la población Juan Noé hay vecinas y vecinos fuera de sus casas tocando ollas y mirando como algunos manifestantes escapan por entremedio de los pasajes tras la dispersión de la rotonda Tucapel con bombas lacrimógenas por parte de Carabineros. Desde una casa se escucha a todo volumen a Víctor Jara, pero de pronto la música se apaga, los vecinos más adultos entran a sus casas y en la plaza de calle Raúl del Canto quedan algunos jóvenes gritando en contra de Carabineros y militares. En segundos se pudo ver como dos generaciones reaccionan a un mismo hecho.
Los días 22, 23 y 24 de octubre, la ciudad de Arica tuvo un "deja vú" de lo vivido en dictadura militar de Augusto Pinochet. Durante tres días se privó la libertad de tránsito y reunión entre las 22:000 y 6:00 horas, luego hasta las 5 y el último día hasta las 4, a raíz del toque de queda que declaró el jefe de la Defensa Nacional en la zona, General René Bonhomme Soto, quien tuvo a cargo la región durante el Estado de Emergencia que decretó el Presidente Sebastián Piñera.
Si bien las condiciones de la semana pasada fueron muy diferentes a lo sucedido en los '70 y '80, para quienes vivieron la época fue inevitable recordar lo ocurrido entre el '73 y el '87, años en que se realizaron toques de queda durante la Dictadura (1973-1990).
Hasta las 7
Carlos Espejo es un peluquero jubilado de 84 años, oriundo de Santiago que llegó a la ciudad en 1956 junto a su esposa pampina proveniente de la oficina Buenaventura, María Olmos.
En esa época Carlos hizo pasar un gran susto a María, porque durante una reunión con un compadre, no alcanzó a devolverse a casa y tuvo que pasar toda la noche donde su amigo.
"Me invitó un puré con chancho y nos quedamos tomando vinito. Había que salir antes de las 12 para arrancar, íbamos por los pasajes porque sabíamos donde andaban las patrullas. Cuando nos percatamos que faltaba vino, ya no podíamos salir y lo único que había en la casa era piscola, así que eso tomamos. Imagínate, puré con chancho, vino y piscolas, estuvimos hasta las 7 de la mañana. Mi señora estaba muy preocupada, porque no teníamos celular para avisar, pero así era: o te quedabas a dormir en la casa hasta el otro día o escabullirte como fuera".
Carlos recordó que a raíz del toque de queda literalmente murió toda la bohemia ariqueña y las diversas fábricas que llegaron a la ciudad por el Puerto Libre, también se vieron afectadas porque tuvieron que modificar los turnos.
"Creo que no debería haber ocurrido el toque de queda en Arica este año, tanto que se habló de la democracia, pero la democracia se fue al suelo de nuevo, nos costó tanto, nos costó sangre", comentó María.
Bohemia nocturna
Tino Ortiz, actual cajero en Los Aleros de 21, fue uno de los administradores del mítico "Boite Manhattan", local nocturno ariqueño que resaltó por sus números artísticos en los años dorados de la bohemia ariqueña.
Tino trabajó en el Manhattan en 1967, luego se trasladó a Valparaíso para trabajar en otro local famoso llamado "Café Checo", para volver a Arica en mayo de 1973.
"Se quedó administrando el local mi primo Alfredo y yo ayudaba porque mi padre en esa época viajó hasta Europa llevando un ballet de travestis muy famoso porque fue el primero en Chile".
Tino manifestó que Arica fue el único lugar donde el toque de queda comenzaba a las 23 horas, "eso es lo que supe, de hecho creo que Arica fue el único lugar donde hubo ramadas ese año (1973). Ese día no pudimos abrir, después lo hicimos a pedido del personal y el horario era de las cinco de la tarde hasta 11 de la noche, lo cual fue una pérdida de plata total. Cerramos en noviembre y volvimos a abrir en enero de 1974, cuando el toque de queda era hasta las 2 de la mañana porque trabajábamos hasta las una. Ahí se podía hacer algo, pero fue muy terrible para todos nosotros, se terminó la bohemia para todo Chile".
Hasta 1979 Ortiz y su padre trabajaron en el Manhattan, el cual 10 años más tarde cerró al igual que los diversos locales nocturnos en Arica y Chile. Durante los diferentes años de toque de queda, las fiestas se organizaban para que los invitados se quedaran hasta el otro día, "eran fiestas de toque a toque, la gente se acostumbraba a quedar hasta el otro día porque en los locales no se podía. Cuando ya se podía volver a salir uno perdió la costumbre de trasnochar, eso costó mucho en los negocios por eso la gente no sale hasta tan tarde, los carretes de la juventud con discos salieron después".
El volver a experimentar un toque de queda fue frustrante ya que durante esa semana, en el local donde trabaja sólo vendieron el 10% de lo que habitualmente vendían, "ahora esperamos que las cosas se estabilicen porque la gente todavía no está saliendo en la noche".
Patrullaje
Eliseo Morales es un suboficial en retiro del Ejército de 78 años oriundo de Santiago, quien vive desde los '60 en Arica. En período de dictadura fue sargento y le tocó patrullar las calles durante toque de queda.
"Existen las tropas regulares, que éramos los que andábamos de uniforme y también estaba el Servicio de Inteligencia, que eran los de civil. Nosotros teníamos que ser tan caballeros como deben ser los Carabineros en la vía pública, ahora cuando el ciudadano no se quería bajar del auto por ejemplo, o no lo quería abrir, se ponía brusca la cosa. Pero mientras la persona era educada no había ningún problema y si estaba todo en orden seguía su camino, si había que detenerlo, nosotros teníamos la orden y nuestro deber era entregarlo a Carabineros".
Eliseo mencionó que la labor que realizó era la misma que se pretendía en la actualidad, "apoyar a Carabineros. Nosotros estuvimos en estado de emergencia, que no es lo mismo que el estado de sitio".
Eliseo fue categórico en diferenciar el toque de queda que se vivió la semana pasada por ser en contexto de Estado de Emergencia, "en esa época tomó el poder el militar, se acabaron los políticos, se cerró el Congreso, ahora el alcalde siguió siendo alcalde, el gobernador e intendente igual. Pudieron haber pasado muchas más cosas, pero felizmente toda ha cambiado. Ahora fue un mar de amor, para tratar de apaciguar las pasiones, la gente joven sintió que fue lo más malo que había, hubieron muchos militares y carabineros que tal vez se le pasó la mano, pero eso pasa y va a pasar siempre. Lo único que podemos lamentar es que el poder político ha abusado mucho de la ciudadanía, pero no por eso tienen que estar quemando el metro, ahí uno sangra del corazón".
Cuidar a heridos
Iris Muñoz tiene 74 años y es vecina de la población Chile, sector Tucapel, es integrante de la agrupación Mujeres, Memoria y Derechos Humanos y también de Mujeres de Luto, además en periodo de dictadura fue parte del colectivo Sebastián Acevedo.
Iris pertenece a la parroquia Nuestra Señora del Carmen, la cual durante dictadura fue un espacio comunitario donde se prestaba asistencia médica a quienes resultaban heridos durante las manifestaciones.
"Teníamos un cura muy consciente de todo lo que pasaba (Santiago Marshall). Los días de protesta nos íbamos a la parroquia todas las personas que teníamos conocimiento de curadería, teníamos un botiquín donde llegaban remedios de afuera porque estaban en inglés. Una vez me tocó curar a un niño que los milicos jugaron al gato con el corvo en su espalda, a otro le pusieron el neumático encima y no lo podía tocar por ningún lado, solo rociar con anestesia. Una vez me tuve que quedar cuidando a un niño toda la noche por si le venía una hemorragia para llevarlo a la posta, nos quedamos en el parvulario que estaba al lado de la parroquia, a mi marido le daba miedo, pero le decía que podía ser nuestro hijo".
La semana en que hubo toque de queda en las principales ciudades de Chile el Instituto de Derechos Humanos registró 1092 personas heridas en hospitales y 88 acciones judiciales, entre ellas por homicidio y violencia sexual, lo cual ha recordado a Iris todo lo vivido durante dictadura.
Asegura que "ahora hay muertos, desaparecidos y torturados, pero en esa época era masivo, eran miles. Me da pena que hayan militares y carabineros que para el '73 no habían nacido, son jóvenes y me hace pensar que los adoctrinan así, porque salen igual que los de aquella época".
En esa época también se organizaban las manifestaciones en la rotonda Tucapel, pero para evitar más muertes, heridos y desapariciones, vecinos organizaban casas de seguridad para quienes escapaban por entremedio de los pasajes.
Para Iris las únicas diferencias entre el toque de queda en 2019 y dictadura, es que ahora se puede denunciar las violaciones a los derechos humanos porque están los celulares y con ellos se puede grabar en el momento, "lo otro es que la gente perdió el miedo, me ha emocionado mucho porque es gente joven".