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Olga Tokarczuk, la Nobel que necesitó guardaespaldas

Polaca, psicóloga, animalista y miembro del partido Los Verdes, Olga Tokarczuk trabajó en salud mental hasta que su escritura agarró vuelo. Tanto, que por el contenido radical de sus libros debió pedir ayuda.
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Olga Tokarczuk, la flamante PremioNobel estudió psicología y alcanzó a trabajar en terapia clínica algunos años hasta que, a comienzos de los 90, se rindió definitivamente a la escritura. Muy conocida desde esos años en su patria, sólo recientemente se le tradujo a otros idiomas, principalmente inglés, alemán y francés. Eso quizás explica la tardía resonancia de una obra lúdica y arriesgada en las formas.

A veces Olga Tokarczuk opta por fragmentar el relato en la que ha llamado novela constelación:un cuerpo intertextual donde intercala voces y sucesos. Así fue su obra más reciente "Los libros de Jacob" (2014), una ficción de casi 900 páginas donde revive la historia de Polonia desde la perspectiva de una familia judía. La novela también interpela de cierta forma a la derecha de su país por antisemitismo. Por esto la autora ha sido víctima de algunos ataques e, incluso, debió andar por la vida con guardaespaldas.

El año recién pasado fue finalista del National Book Award de Estados Unidos por "Sobre los huesos de los muertos" y el Man Booker Internacional por "Los errantes", que pronto publicará en español Anagrama.

"Los errantes" compila diversas reflexiones de un viajero frecuente de nuestro días, en permanente tránsito pero dentro de aeropuertos similares. Además, intercala reflexiones sobre la anatomía humana, emociones como el aburrimiento y los ritmos de la velocidad moderna, algo así como un diario posmoderno.

Animalista

En "Los huesos de los muertos" (Océano) leemos a Janina Duszejko, una jubilada solitaria que vive en la cuenca de Klodzko, un lugar entre los bosques, cerca de la frontera checa. Sus pocos vecinos solo aparecen para la temporada estival y ella es de las pocas personas que enfrenta allí el crudo invierno y que la autora detalla con el ojo fino de quien sabe cómo se siente cuando el cielo es una lápida que parece no clarear nunca.

Janina, que preferiría llamarse Iradivina o Alasarmas, entre muchas cosas ama a los animales y a veces cae en episodios de ira que la encienden de abajo hacia arriba. Como esas figuras en llamas de los poemas del poeta inglés William Blake, a quien a veces traduce con un joven amigo al que llama Dioni. De hecho el nombre de la novela es un verso de Blake y cada uno de sus XVII capítulos lo encabeza una frase suya. "De la ira nace la sabiduría" es otra de Blake que la protagonista se repite en sus patrullajes por el bosque, observando el mundo cruel de los cazadores que matan la fauna del lugar: zorros, faisanes, corzos, jabalíes, gansos y martas.

Una cadena de muertes violentas y grotescas desencadena los mecanismos de una novela negra en la que Olga Tokarczuk maneja los engranajes del suspenso y recrea con soltura voces convincentes. Si se sigue la lectura atendiendo solamente al misterio de crimen, se avanza por la novela tras los señuelos. Y, dando los giros que se le exige al policial, el lector se deja llevar por el monólogo de la protagonista, con sus incursiones hacia la ciudad donde va sumando una galería de deliciosos perfiles pueblerinos. La novela atrapa y una vez finalizada nos queda rondando con sus fuertes dilemas.

Como por ejemplo Pandedios, vecino de su edad al que bautiza así y a quien ve padeciendo de lo que llama "autismo testoterónico". Su descripción: "La persona aquejada de esta dolencia se convierte en un ser taciturno y parece estar siempre sumido en sus reflexiones. Le interesan más los utensilios y las maquinarias. Le atrae la Segunda Guerra Mundial y las biografías de personas famosas, particularmente de políticos y malhechores".

O Pie Grande, una especie de troll malvado que abusa del bosque y sus habitantes que es quien encabeza las muertes en los primeros párrafos. Junto a Pandedios lo visten y adecentan para su funeral, y la sorpresa de ver sus pies es casi una declaración de principios: "Los pies son nuestros instrumentos para hacer contacto. Y esos pies desnudos eran para mí la prueba de la extraña procedencia de Pie Grande. Era imposible considerarlo humano. Debía tratarse de una forma sin nombre, una de esas formas que -como dice nuestro querido Blake- lanzan los metales al infinito y convierten el orden en caos. Puede que fuera una especie de demonio", se lee "En los huesos de los muertos".

Además de amar y admirar a los murciélagos y los topos, los zorzales y las urracas, la protagonista -Janina- hace cartas astrales y horóscopos mediante los cuales sigue con atención obsesiva el destino del mundo.

ASTROLOGíA

El orden astrológico le confirma que el mundo no es una trama de hechos aislados. A la comisaría a la que va a declarar ante un "comisario tipo jupiteriano" la llama "santuario de Plutón" y explica comportamientos y actos por la alineación del universo. Esos días de las muertes percibe a Urano en Leo y respira aires revolucionarios, de una acción movilizada por la ira.