Guasón: una nueva mirada para el gran antagonista
Se estrena la película protagonizada por Joaquin Phoenix que se llevó el León de Oro en la última edición del Festival de Cine de Venecia. Un paseo por la miseria y la enfermedad mental.
De todos los superhéroes, Batman siempre fue el más mundano. Nunca tuvo poderes y su rol de justiciero responde más a una venganza personal (sus padres fueron asesinados frente a sus ojos) que a un compromiso con el bien común. Su condición de millonario vuelve todo aún más contradictorio. Batman es un magnate depresivo que vive encerrado en una cueva. Pertenece a una elite que tiene poca conexión con el mundo real.
"Guasón", premiada con el León de Oro en Venecia, transcurre cuando el pequeño Bruce es aún un niño consentido por su padre, el millonario Thomas Wayne. Al extremo opuesto de sus privilegios sobrevive a duras penas Arthur Fleck (Joaquin Phoenix), paciente psiquiátrico que comparte un departamento junto a su madre enferma, quien alguna vez trabajó para los Wayne. Su existencia transcurre en el lado más infecto de Ciudad Gótica, entre hospitales psiquiátricos, calles tomadas por prostitutas y edificios grises. Para los ojos de los ciudadanos es un freak del que hay que alejarse (padece una enfermedad que le provoca risas involuntarias) o callar a golpes. Arthur es víctima de discriminación y violencia. Su vida es un túnel sin salida. "Lo único que tengo son pensamientos negativos", le confiesa a su psiquiatra justo antes de que ella le informe que, por recorte de planes sociales, no podría seguir atendiéndolo. Su única salida al horror está en su cabeza, donde se imagina como un famoso comediante de stand-up en el popular late de Murray Franklin (Robert De Niro).
El director Todd Phillips irá encendiendo aún más las llamas el infierno personal de Fleck:le instalará un puñado de problemas adicionales y le pondrá un revolver que complicará la situación. La operación consiste en, por supuesto, narrar cómo un loco indefenso terminará siendo el poderoso villano que conocemos desde la infancia. Lo interesante es que Phillips evita el artificio colorido del cómic para centrarse en la miseria opaca de un mundo marcado por la violencia. La presencia de De Niro es, por supuesto, un homenaje debido a dos películas: "El rey de la comedia" y, especialmente, "Taxi Driver". Fleck con el torso desnudo, hablando solo junto a su pistola o la imborrable imagen del dedo usado como un revolver que apunta en contra de su sien, son guiños directos al filme de Martin Scorsese. También lo es la idea de la celebridad criminal bajo las luces de la cultura del espectáculo. La de Fleck podría ser la historia de uno de los tantos asesinos seriales que en Estados Unidos alcanzan la categoría de ídolos populares.
Si bien Phillips maneja asombrosamente las riendas de una película que brilla por su atmósfera, incorrección, oscuridad y violencia explícita, "Guasón" no sería lo mismo sin un Joaquin Phoenix que logra ponernos de su lado a través de sus ojos, su cuerpo enfermo y la emanación de un patetismo que nos conduce directamente a la compasión.
En un mundo de millonarios inconscientes, él es una víctima. Bajo esta nueva mirada, Batman se ha convertido en un despreciable antagonista.