De ojos sonrientes y con un cierto aire indulgente, Marie Lorena Moore posa en algunas fotos recientes. Nació en Nueva York y actualmente vive en Madison -corazón del Medio Oeste- donde sitúa muchas de sus historias sobre estadounidenses de la clase media sumidos en crisis por la enfermedad, el desamor o la indiferencia. Sus protagonistas, al igual que las de su admirada Alice Munro, son en su mayoría mujeres que se mueven entre confusas emociones de las que, sin embargo, sacan a flote episodios de un humor que puede ser macabro y liberador.

La carrera literaria de Lorrie Moore partió con buen pie. A los 19 años ganó su primer premio literario otorgado por la popular revista para adolescentes Seventeen, por un cuento llamado "Raspberries" que hoy recuerda como bastante sombrío y sin magia. A los 26 años escribió un volumen de cuentos llamado "Self-Help", un volumen de historias narradas en segunda persona que tuvo como base el tema de su tesis de grado en la Universidad de Cornell.

En 1985 se mudó a Madison donde enseñó "Escritura creativa" en la universidad de esa ciudad por 30 años. Desde 2013 lo hace en la U. Vanderbilt, en Nashville. Entremedio de ese quehacer académico escribió la novela "Anagrams", en 1986, y "A gate at the stairs", en 2009. En 1998 publicó su colección de cuentos más celebrada, "Birds of America", que al castellano llegó como "Es más de lo que puedo decir de cierta gente".

El año pasado publicó "See what can be done", un libro de más de 400 páginas con más de sesenta ensayos, artículos y comentarios escritos durante tres décadas en medios como New Yorker y New York Review of Books. Fue editado al castellano este año por Eterna Cadencia. Lo tradujo Cecilia Pavón bajo el nombre de "A ver qué se puede hacer". En él Moore pasa lista desde Margaret Atwood y Philip Roth hasta Bill Clinton y OJ Simpson, pasando por Nora Ephron y el crimen de la pequeña JonBenét Ramsey. También repasa algunas series de televisión como The Wire y True Detective y blockbusters como "Titanic". Allí reflexiona sobre las fuerzas femeninas y masculinas que pone en acción la película.

Adolescencia anfibia

La narradora de "¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?" es Benoîte-Marie Carr, una mujer de mediana edad que pasa junto a su esposo David unos días en París, pero la ciudad del amor no surte efecto en la pareja. "Nos sentimos demasiado pequeños para pelear. La desesperación, la pereza, el horror: todos se parecen en sus movimientos titilantes dentro de nosotros, azotan con la misma taquigrafía", apunta Berie, que es como le dicen.

Esa atmósfera la pone en sintonía con el recuerdo del verano de 1972, cuando tenía 15 años y vivía en la ficticia Horsehearts y donde tuvo una amiga como sólo se puede tener a esa edad: Silsby Chaussée que "mantenía a raya el rugido extraño e incomprensible del mundo".

La figura anfibia de las ranas, con ese rasgo movedizo que va constantemente del agua a la tierra es casi una metáfora del período de la adolescencia donde nada se ajusta y todo muta. Las amigas, que tararean canciones de Janis Joplin mientras fumaban cigarrillos Salem, trabajan ese verano en Storyland, un parque de diversiones donde la bella Sils se disfraza de Cenicienta y Berie es la cajera que cobra los boletos de entrada.

"Buscábamos secretos. Buscábamos historias e infortunios y explotábamos sus poderes narcóticos. Nos encantaba reir violentamente, convulsivamente, sin sonido hasta que nos ahogábamos y teníamos que tomar aire con un rebuzno", recuerda la protagonista.

Intercalados a estos recuerdos, la protagonista habla de su presente y de aquello que perdió en las vueltas de la vida. El hogar construido y el mismo matrimonio es visto como "estafa encantadora y evasión". Es el lugar donde se está a salvo, pero la desazón está presente en las caminatas nocturnas donde "he sentido una antigua naturaleza salvaje, ebria y fantasmal".

LECTURA CORAL

Moore llegará a nuestro país dentro de unos días. En su visita dará una conferencia como parte de la Cátedra Roberto Bolaño de la UDP. "Sobre la novela" se titula la exposición y será el martes en el Auditorio de la Biblioteca Nicanor Parra de esa casa de estudios en Santiago. Ese mismo día, más tarde, habrá una lectura coral de "¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?" en la que la autora leerá en inglés pasajes de la novela y luego Alejandra Costamagna los leerá en español.

Costamagna cuenta que su primer contacto con la prosa de Moore fue en la Antología del Cuento Norteamericano que armó Richard Ford en 2002. "El suyo se llamaba 'Como la vida' y era el último de 65 relatos. Claro, estaban ordenados cronológicamente, pero me pareció significativo que estuviera ahí, como diciendo a partir de mí empieza otra cosa. Y para mí al menos empezaba otra cosa, algo desconcertante, donde el ridículo de los seres humanos, la incomodidad y la sensibilidad extrema ocupaban lugares protagónicos".

"Lo que más me atrae de Moore es la ironía, el humor de múltiples capas, el ingenio: la inteligencia verbal, por así decirlo. Me interesa mucho la escritura ácida y punzante de estas mujeres que rompen los estereotipos y los encasillamientos de lo femenino. Me interesa la libertad en sus miradas, el desparpajo, la incorrección política. Me gustan los cuestionamientos que hacen, su capacidad profundamente reflexiva sin que se conviertan en ladrillos. Y me gusta, sobre todo, ese empalme entre lo doméstico y lo sarcástico. ¿Qué es lo que más me seduce de su escritura? El modo en que ilumina los rincones más opacos y aparentemente anodinos de la cotidianidad. Y todo sin alarde, con extrema sutileza, en la esfera del día a día", explica Costamagna.