Diario La Estrella dio a conocer esta semana el caso de un vecino que, aburrido de que le abrirán el auto para robarle accesorios u otros elementos, optó por dejarle una nota al o los ladrones, diciendo que ya no había nada de valor al interior del móvil que motivara una nueva sustracción.

Si bien el hecho raya en anecdótico, da pie a una serie de análisis que parten por la desazón del mismo poblador, quien ha visto lo inseguro que es dejar su vehículo en la calle, para que quede a merced de los delincuentes.

El mismo incluso también deja ver que en el lugar se ha repetido un hecho delictual, sin que la situación haya podido ser solucionada o frustrada. Estas dinámicas terminan por aburrir a vecinos como éste, quien refirió simplemente dejar una nota con un claro tono de resignación.

No es poco frecuente que muchas de las denuncias ciudadanas que llegan hasta la redacción de este diario, tengan que ver con hechos delictuales que no se resuelven o no logran ser impedidos por los organismos de seguridad pública.

También durante la semana, por ejemplo, se conocía la inquietud que existe en algunos sectores del centro de la ciudad debido a los efectos de las borracheras, incivilidades y riñas, especialmente durante las noches.

Sin embargo, la otra visión del problema la manifiesta también Carabineros, quienes son los primeros en enfrentar este tipo de problemas ciudadanos.

Por ejemplo, en el caso del vehículo al que se le robaron accesorios, Carabineros explicó que en los últimos 28 días se registraba sólo una denuncia de este tipo en el lugar. Y respecto de las riñas e inseguridad en el centro, la institución explicó que durante los últimos 3 meses, la Primera Comisaría había acogido sólo 25 denuncias de casos de robo, de los cuales, se logró la detención de 17 personas, es decir un 68% del total de efectividad.

Es por eso que la denuncia es fundamental, especialmente para Carabineros. El saber qué está ocurriendo y con cuánta frecuencia en determinados lugares, ayuda notablemente a que la institución concentre sus servicios y refuerce así la sensación de seguridad.

Surcando el Atlántico estos días se encuentra la joven activista sueca Greta Thunberg, quien en su lucha ecologista contra el calentamiento global navega en un velero camino a la Cumbre de Acción Climática de Nueva York el 23 de Septiembre, y que luego bajará a Chile a la COP 25 de Naciones Unidas contra el cambio climático.

Por supuesto, ya han comenzado las especulaciones acerca de los sectores que apoyan y supuestamente instrumentalizan a Greta desde los discursos más radicales del corporativismo verde, quienes en oposición a los corporativismos industrializantes y ultra capitalistas, levantan banderas contra esta compleja situación que nos afecta hace ya algunas décadas. Si tomamos el Quinto reporte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), este es determinante, pues señala que el aumento progresivo de la temperatura afectará a la agricultura, la industria y el ser humano y con visos de ser irreversible.

A lo menos un gesto de reverencia debe invocar a nuestros corazones por la labor de Greta y todos quienes la acompañan y que de corazón destinan tiempo y energía, en todo el mundo por generar reflexión respecto del riesgo que significa el calentamiento global y el aumento de las temperaturas, para el futuro del planeta y para nuestros días y cotidianeidad. Para de esta forma en parte poder retardar, mitigar o aminorar el aplastante avance de este fenómeno que a todas luces se observa complejo de superar, si no articulamos conciencias con políticas públicas concretas a lo largo del orbe.

El mérito de Greta, sin lugar a dudas, es haber globalizado desde la ternura más ciudadana la discusión y estar creando conciencia eco ambiental, penetrando plataformas políticas y ambientes científicos. En una historia que comenzó, una vez más, en una sala de clases.