El impacto del plástico
La aparición de nidos construidos con plástico en Mejillones provocó revuelo a nivel nacional y nos recuerda una vez más el potente impacto que este material de desecho está teniendo en los ecosistemas en todo el mundo.
Según reportó la ONG Cifamac, en tres terminales portuarios de esa comuna, cormoranes y gaviotines monja han construido sus guaridas con restos de bolsas, sacos, cuerdas y otros desperdicios, lo que constituye una alteración de sus conductas naturales.
El asunto -han explicado expertos- tiene dos causas principales, ambas relacionadas con la acción humana. Por un lado, la recolección del huiro que se produce en toda la zona costera, muchas veces empleando técnicas destructivas, como el "barreteo", deja a estas aves sin uno de los componentes naturales de sus nidos. Y por otro, la abundante presencia de desechos inorgánicos provenientes de la industria o arrojados por las propias personas, les ofrece un recurso de fácil recolección.
Así, irónicamente, el ser humano aporta tanto la causa como el efecto, una doble interferencia que también puede verse en otros contextos.
El tema sin duda es serio y amerita una reflexión. En todo el mundo, y por supuesto en la región, el plástico se está transformando en una de las mayores amenazas para la vida de miles de especies animales.
Greenpeace calcula que a nivel mundial se producen cada año 500 mil millones de botellas plásticas y sólo en Europa la producción total de plásticos sumó unas 60 millones de toneladas en 2016.
En este contexto la conclusión parece obvia, pero no por eso no debe mencionarse.
Es urgente buscar alternativas naturales a este producto, que aunque útil y necesario, es usado con demasiada masividad.
Pasos se han dado y es prudente acentuarlos. Poco a poco los ariqueños se van acostumbrando a usar bolsas de papel o tela, pero será necesario realizar nuevos esfuerzos.
Reducir la producción, reutilizar y reciclar son medidas urgentes que no deben pasarse por alto.