Jenny Chalco y su familia son una de las nueve que aún habitan en el ex campamento Coraceros. Pese a que los trabajos de demolición y cierre del lugar se llevan a cabo desde mayo, ella se niega a abandonar su espacio, pues asegura, no tiene dónde ir.

"El Minvu nos dio 116 mil pesos para conseguir un arriendo pero con esa plata no alcanza. Realmente estoy desesperada, porque no tengo dónde quedarme", comentó.

Un caso similar vive Gerardo Paco. "Me vi en la obligación de sacar mis cosas porque sino las perdía. Me fui a vivir a un sector más arriba, no quiero un departamento ni casa, solo un terreno dónde vivir porque recién nos estamos recuperando del desastre que dejaron las lluvias".

Al respecto, el seremi de Vivienda y Urbanismo (Minvu), Giancarlo Baltolu manifestó que existe un acuerdo judicial que no se está cumpliendo. "Quienes aún están ahí se tienen que ir y en caso de que no se cumpla, procederemos al desalojo", dijo.

Baltolu aseguró que los plazos están "súper vencidos" y que es necesario continuar avanzando con la inhabilitación y cierre del lugar.

"Paralelamente estamos evaluando alternativas de uso del terreno. Esperamos a fines de agosto tener todo el trabajo de inhabilitación realizado", señaló.