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Más de 2000 personas vieron la obra "Lili la última picaflor de Arica"

La última función de la semana congregó a cerca de 400 estudiantes de la Escuela Darío Salas y algunos estudiantes invitados del Azapa Valley.
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Durante esta semana, cerca de 2000 personas, en su mayoría niños y niñas, presenciaron la obra medioambiental "Lili la última Picaflor de Arica", de la Corporación Cultural El Tren.

Una función especial fue la del día de ayer, en la Escuela Darío Salas, ubicada en el Valle de Azapa, donde los estudiantes están creando su propio Santuario del Picaflor en colaboración de la ONG Picaflor de Arica.

Un mensaje para casa

La profesora de lenguaje y comunicación, Carolina Guerra explicó que se están coordinando con todos los colegios del valle para crear sus propios santuarios del picaflor.

"Esta es una actividad para promover los aprendizajes de forma transversales para que queden con el santuario. Además, con esta obra los niños pueden aprender la importancia de cuidar la naturaleza y conservar la especie, tratando de que ellos mismo lleven el mensaje a casa".

Karolina Araya, directora de la ONG Picaflor de Arica, expresó la importancia de llegar a cientos de niños y niñas que son de familias de agricultores o están de alguna forma familiarizados con la actividad.

"Nosotros podemos ir con charlas más técnicas, pero cuando cruzamos el tema con las artes, sensibiliza de otra manera, incluso los adultos sonríen y se identifican con ciertas actividades que no son muy buenas prácticas agrícolas, pero creemos que la sensibilización va a traer la concientización".

Versatilidad

Adriana Cataldo fundadora de la Corporación Cultural el Tren, es la protagonista de la obra, personificando a Lili, quien emprende un viaje al valle de Chaca buscando comida y a más picaflores como ella, pero en su camino se encuentra con diferentes amenazas para su especie como un fumigador, un avión que tira fertilizantes y la falta de comida (principalmente flores) sin químicos.

"Esta semana la obra la han visto más de dos mil personas y es muy importante que sean en su mayoría niños, porque en las bases está la educación. Para nosotros como corporación es muy importante estar en la calle con esta obra que nos costó harto, porque fue totalmente autogestionada, nosotros traemos todo, la amplificación los micrófonos y la estructura".

Javier Barrera, actor de la compañía Expedición Teatral y formado en la escuela de teatro La Mancha, participó como director de la obra e interpretando a diferentes personajes como el Fumigador, Ari el Picaflor de Arica, Pol el Pulgón, Mariosa la Mariposa y el pato Yeco.

El director explicó que se trata de un teatro cien por ciento interactivo entre artistas y público.

"Es una obra familiar con varias capas de contenido, es bien versátil y apostamos a ser pocos actores, donde el público puede disfrutar desde el minimalismo. Hay mucho trabajo de cuerpo, voces, manipulación de objetos para que el público tome consciencia y reflexione en torno a temáticas de importancia, en este caso el picaflor que representa a los animales de todo el mundo en peligro de extinción por culpa de la humanidad".