Todos los años, leo, entre otras cosas, la victoria que significa para los ariqueños el haber ganado esa glamorosa batalla en el morro de Arica. Pero hoy, la ciudad parece haber cambiado su fisonomía cultural y ya no es la misma que se vivió a comienzos del siglo XX cuando se llamaba a la chilenización con cantos patrióticos e incluso dando cultos eclesiásticos de que los chilenos eran el bien y los peruanos el mal.
Puedo entender que, estaba en juego el anexo de una ciudad y que no era una ciudad cualquiera, hablamos de una ciudad estratégica y que simbolizaba una victoria sin igual. Pero hoy, en pleno siglo XXI, la ciudad creció, se desarrolló y aumentó en población, y no solo de chilenos, sino que de peruanos entre otros más. Entonces, ¿cómo podemos celebrar un día, pero que una, y no que divida?
Solo decía aquello, porque ojo, nuestros colegios tienen mucha matrícula peruana y boliviana entre otros, que esperan por cierto, que las calles de nuestra ciudad los reciba con amor, reflexionando sobre el pasado, pero uniendo hacia el futuro, dejando de lado todo recuerdo absurdo y racial.
Partidos políticos y acuerdos
Las cifras son claras y no admiten dobles interpretaciones. La última encuesta Cadem señala que apenas un 14% de la población cree que los partidos de la ex Nueva Mayoría están preparados para gobernar. Sin duda es una mala noticia, para un conglomerado que además recibe pésimas calificaciones en otras áreas (sólo un 6% dice que son transparentes, y un exiguo 9% reconoce que generan confianza).
Tales cifras están íntimamente ligadas con otro dato que entrega la misma encuesta: tan sólo un 18% ve al bloque que alguna vez estuviera integrado por partidos el PS, el PPD, la DC, el PR y el PC como "dialogante y disponible para llegar a acuerdos". De hecho, un alto 73% (es decir, cuatro veces la cifra anterior) opina lo contrario: que la ex Nueva mayoría es poco o nada dialogante y no está disponible para llegar a acuerdos.
Para nadie es sorpresa que la izquierda moderada y la socialdemocracia pasan por un duro momento. Pero los mismos partidos que integran el bloque cuentan con la llave para revertir esto: la opinión pública valora la capacidad de colaborar y llegar a acuerdos con el Gobierno, y con toda seguridad, podrán revertir sus magros números de confianza institucional y preparación para gobernar si cambian esa actitud.
Pablo González Mollo
Valentina Ramírez,
Cientista Política