El malabarismo unió y mantiene a esta familia
Linda y César "Popeye", son dos jóvenes limeños dedicados al arte callejero con malabares. Su destreza los llevará a representar a Arica en el Campeonato Nacional para Artistas de Semáforos.
Hace cinco años César Augusto Montedoro Breña, conocido como "Popeye" y Linda Aurora Pérez Medina, se conocieron entrenando sus malabares en la ciudad de Lima. Entonces se enamoraron y decidieron viajar juntos para aprender más sobre el arte callejero.
Perú lo han recorrido completo, también han visitado Ecuador y Chile. Hace tres años tuvieron a su hijo Matías, quien es el centro de su atención y la razón por la que se levantan día a día.
Esta familia de artistas callejeros se encuentra en Arica hace meses, porque cuando pasaron sintieron muy buena vibra y un gran cariño de parte de la gente. Participaron en la competencia regional de artistas de semáforos y obtuvieron el primer y segundo lugar, ganando el pase para representar a la región en la competencia nacional que se realizará durante septiembre en Santiago.
Arte y familia
Hace siete años César se dedica al arte urbano y los malabares, mientras que Aurora hace cinco.
Cuando Linda tenía 19 años vio a un chico haciendo malabares en un semáforo e interesada en ello, preguntó dónde practicaban y comenzó.
Popeye lo hizo por necesidad, ya que no terminó de estudiar, "quería hacer algo de mi vida y cuando conocí los malabares se volvió algo serio".
En el andar cada uno perfeccionó sus presentaciones. Actualmente Linda puede usar más de 30 ula ula en el cuerpo haciéndolos girar al mismo tiempo, pero además puede disociar sus extremidades y hacer girar cinco ula ula en diferentes tiempo. Por su parte, César hace malabares con pelotas de fútbol, teniendo en el aire cinco balones.
Su hijo de tres año Matías, asiste a jardín infantil por las mañanas y por las tardes comparte con sus padres. César sale a los semáforos desde temprano y en la tarde noche, cuando baja el sol se turnan.
"Yo no tengo la necesidad de ir con mi hijo, pararme en una esquina y dar pena, muchos lo hacen. Mejor mostrar algo impresionante, esa es mi forma de vida y mi profesión, todos los días aprendo algo en la calle", comentó César.
Cada uno tiene sus sueños en torno al arte de los malabares. César quisiera crear una productora para asistir a diferentes eventos, mientras que Linda sueña con hacer circo social en Lima, que es la ciudad donde nació y donde aprendió este oficio.
"Hay muchas personas de extrema pobreza y me gustaría enseñar para apoyarlos para alejarlos de las drogas. Que se vea como algo deportivo, -por que así lo viven ellos-", comentó.
Conexión con Arica
Esta familia siente un gran aprecio por la ciudad de Arica, ya que se han encontrado con verdaderos ángeles en su camino.
Cuando recién llegaron, estaba Linda y Matías solos, porque César se encontraba terminando de trabajar en Santiago.
Como Linda estaba sin coche para dejar a Matías y debía trabajar, hizo malabares con su hijo a la espalda en una mochila de bebé.
"En Perú es normal que una mamá trabaje con sus hijos, pero acá no. Una señora vino y me abrazó, se puso a llorar y me dijo que me admiraba, que era inspiración porque muchas personas tienen problemas y yo salía adelante con mi hijo. En ese momento me sentí muy feliz".
La joven también tuvo un apuro de alojamiento, pero la gestora del galpón Jiwasanaka Circo le facilitó hogar durante una semana, mientras encontraba algo estable y así fue como se enteró de la competencia que más tarde ganaron.
"Estamos felices, porque en Arica la hemos pasado súper bien, la gente es muy solidaria", comentó Linda.
Para César, Arica es especial, porque fue la primer ciudad que conoció fuera de Perú: "significa mucho en mi crecimiento como artista, empecé como mimo hace mucho años y acá explotó mi cabeza con mucha información", comentó.