Desde sus orígenes como especie el ser humano ha utilizado sus conocimientos y habilidades para construir herramientas, edificaciones y en generar soluciones a los problemas a los que se ha visto enfrentado.
Desde esa perspectiva la Ingeniería ha estado con nosotros desde siempre, aunque es indudable que a raíz de las sucesivas revoluciones agrícola e industrial (de la cual ya estamos en la cuarta etapa) la especialización en los trabajos ha configurado a lo que hoy entendemos por ingeniero, un profesional capaz de diseñar, construir, operar y mejorar sistemas productivos complejos teniendo en consideración las variables sociales y ambientales de cada proyecto.
Sin embargo algo está cambiando en la forma de hacer Ingeniería, algo está haciendo que el ejercicio profesional se torne aún más complejo y que las barreras de las distintas áreas de conocimiento se hagan cada vez más tenues.
Si tuviésemos que sintetizar cuáles son esas fuerzas de cambio, podríamos nombrar dos: Por un lado la demanda ciudadana por una sociedad sustentable, materializada a través de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que la ONU ha establecido y que 193 países, entre ellos Chile, han comprometido a cumplir y por otro lo que se ha denominado la cuarta revolución industrial, esto es, la conjunción de las tecnologías mecánicas, informáticas y biológicas en un nuevo tipo de tecnología, de potencialidades aún insospechadas.
Es en ese marco, es decir con sistemas híbridos mecánicos-informáticos-biológicos y bajo un exigente escrutinio ciudadano, en el que se deberán desempeñar las futuras generaciones de Ingenieros, para quienes la clásica educación compartimentada en disciplinas ya nos les será útil y la interacción con profesionales de otras especialidades será una obligación.
La biología y la robótica pasarán a ser parte del núcleo de cualquier formación ingenieril, así como las relaciones con la comunidad, el liderazgo y el emprendimiento social deberán ser profundizados como competencias de los futuros profesionales.
Es en las manos de esos ingenieros e ingenieras, nativos digitales de hoy y movidos por las causas sociales en las que recaerá una parte importante de la solución a los principales problemas ambientales y de equidad que enfrenta nuestro planeta en este siglo XXI.
Alejandro San Martín Bravo
Director Ingeniería Civil en Minas
Universidad Andrés Bello