Buscan ser un aporte para la ciudad en diferentes ámbitos Las distintas miradas de Arica a través de los ojos de los migrantes
Diversos son los motivos que traen a los extranjeros a la ciudad de la eterna primavera, pero sus historias se unen por la necesidad de lograr sus metas y buscar un futuro muy distinto al que tendrían en su lugar de origen.
La multiculturalidad de Arica evoluciona a pasos agigantados; ya sea por trabajo, un cambio en sus vidas, el amor o la necesidad, quienes han llegado hasta la ciudad fronteriza han venido para prosperar y a cambiar la forma de pensar la diversidad. Los extranjeros vieron en Arica una puerta de oportunidad para el cambio, y de la misma manera la ciudad ha empezado a transformarse. Son distintos los caminos por los cuales ellos llegaron hasta Arica, pero están unidos por la necesidad de cambiar sus destinos y por hacer de esta zona su hogar por el tiempo que sea necesario.
Guiado por la danza
José Ferrán viene de Cuba, es un joven de 22 años que estudió en la Escuela Nacional de Ballet de su país. Su destino dio un giro cuando un director de una escuela de baile de Viña del Mar vio su talento y decidió contratar a José, quien llegó al país por un contrato de trabajo, el cual incluía participar en una gala e impartir clases y talleres. Llegó con 19 años a Chile, y comenzó a trabajar entre Viña y Santiago hasta que su carrera lo trajo a Arica para trabajar en la Escuela Municipal Danza Viva, en donde lleva enseñando casi dos años. "Acá me he acomodado de una forma súper tranquila, porque así es esta ciudad, además de cálida", afirmó él.
"Hay muchas personas que vienen a Chile y se quejan del país, yo creo que eso está mal. Cuando uno es nativo de un lugar y se va hacia otro para prosperar yo creo que no tienes el derecho de quejarte ni criticar a las personas oriundas del país, es su cultura" comentó José, agregando que su experiencia en Arica ha sido muy buena. "Tengo muchas amistades acá y me han tendido la mano, han sido muy acogedores conmigo. Me siento muy agradecido de Chile, porque me ha dado la oportunidad de trabajar y de cierta manera poder ayudar económicamente a mi familia". El bailarín cubano aseguró que la multiculturalidad de Arica tiene encanto y, a pesar de que el desarrollo cultural se impulsa mucho, esto no se hace de una manera profesional, por lo que la estadía de José está condicionada por sus aspiraciones laborales. "Vengo de una de las cuatro mejores escuelas de baile del mundo, y no hay mucho desarrollo profesional de la danza en Arica. Si se me da la oportunidad, iría a otros lugares y tomaría otros desafíos profesionales". Por el momento, José pretende continuar instalado en la ciudad, aunque asegura que todo puede pasar.
Desde la necesidad
Giannina Bustamante y Cristian Orozco tienen 32 y 37 años respectivamente, vienen de Venezuela y ambos tomaron la decisión de venir a Chile debido a la situación actual de su país. Giannina es profesora y, a pesar de trabajar en dos escuelas, el sueldo no alcanzaba para los gastos. Por su parte, Cristian es Licenciado en Administración y trabajaba en una entidad bancaria. "Lo que ganabas en un mes, era para un kilo de carne y un kilo de arroz", afirmó él.
Giannina llegó primero a Iquique para trabajar en una óptica, hasta que se le ofreció la oportunidad de ascender en su trabajo y trasladarse a Arica con Cristian. Lo que a él más le gusta de Arica es que sea una ciudad tranquila, mientras que Giannina piensa:"Yo con la tranquilidad no me llevo mucho, por ser hiperactiva, pero soy feliz donde haya playa, ya que en Venezuela vivía alejada del mar, y estar cerca de la playa estaba asociado con las vacaciones. Aquí me puedo escapar a la playa siempre". Aseguraron extrañar cada aspecto cultural de Venezuela, además de la comida, los amigos y la familia. "Extrañamos todo, porque en Chile hay una cultura distinta. Por ejemplo, nosotros los venezolanos somos más 'salidos'. Somos más cariñosos, entre amigos o hasta atendiendo en un lugar nos decimos 'mi amor, mi cielo, mamita, papi'. Me pasó que una vez cuando estaba empezando en la óptica empecé a atender a una señora y le dije dígame mi amor ¿Qué desea?. Se me quedó viendo por eso y una compañera me corrigió, me dijo que aquí esos términos se usaban para la pareja, como que a ellos les choca ese trato".
Tanto para ellos como para José Ferrán, existe un deber moral en apoyar a la familia que aún se encuentra en sus lugares de origen. "Yo cuando llegué a Chile vine con la idea de ser lo más ahorrativa posible. Mandar plata a los familiares mensualmente es ley para nosotros", destacó Giannina.
A pesar de que han estado cumpliendo con sus metas y que sus vidas en Arica son pacíficas, Giannina afirmó que aquí luchan constantemente con el estigma de los venezolanos y la delincuencia. "Todos los venezolanos deberían venir para ser un aporte, y que no vengan a dañar la imagen que tienen de nosotros acá, creo que los que estamos aquí somos en su mayoría de los venezolanos buenos", concluyó.
ATRAÍDA POR EL AMOR
Las casualidades de la vida hicieron que Anna Cardona conociera a un ariqueño, del cual se enamoró hace 15 años. Hoy, a sus 40, Anna está fuera de España, su lugar de nacimiento, y se encuentra viviendo con su esposo en Arica. "Jamás imaginé que viviría en esta ciudad. Son 11 mil kilómetros lejos de mi familia", aseguró. Ha trabajado profesionalmente desde la arquitectura y la docencia para niños y jóvenes en Chile, pero actualmente la parcela "Buena Vista" es la semilla que han plantado en Arica en conjunto con su esposo. Anna trabaja produciendo aceitunas orgánicas, negocio cuya importancia era el realizar algo que fomentara lo saludable y lo respetuoso con el medio ambiente en la ciudad fronteriza, un emprendimiento del cual se enorgullecen y que poco a poco va creciendo.
"Cuando llegué vi todo marrón, puro desierto, pensé que todo estaba muerto. Luego comprendí que aquí tu esfuerzo es lo que hace que haya vida en la tierra de la zona", aseguró ella. "El agro es algo que siempre me llamó la atención y me gusta. Lo encontré pintoresco y genial, era lo que veía más diferente. Los colores, las frutas y verduras, y también con las señoras con las polleras y sus trenzas, lo vi como una foto o lo que uno ve en los reportajes", agregó.
Anna, no vio un shock cultural cuando llegó, sin embargo, las diferencias eran obvias para ella y las podía notar. "Se siente que eres de afuera, y las personas te lo recuerdan de alguna manera. La comunicación no siempre es igual, a veces mi tono es más directo y eso se puede malinterpretar de otras maneras porque el resto así lo percibe".
De momento y debido a su negocio, se proyecta en la ciudad de la eterna primavera. En un futuro lejano, Anna piensa muchas veces en volver a sus raíces, aunque también esté creando las suyas en en esta zona. El constante cambio siempre está presente para ella. "Si el día de mañana veo que esto no, pues me devuelvo. Los cambios dan miedo, pero aprendes mucho".
DESDE LA GRAN MANZANA
Moisés Reynaga nació en Nueva York, pero sus raíces son latinoamericanas, ya que su padre es de Lima y su madre es ariqueña. Tiene 28 años, pero sólo 3 los ha pasado en Chile. El neoyorquino vino con las ganas de que su nombre sea conocido debido a sus ideales y su talento, y es que en el poco tiempo que lleva en Arica, ha iniciado un emprendimiento y comenzado a involucrarse en la música. New York Pizza es el negocio que empezó hace sólo 5 meses, pero que cuenta con varios clientes fieles debido al concepto que Moisés plasmó en su negocio y a la calidad de sus productos.
Fueron varios factores los que impulsaron a Moisés a migrar hacia otro lugar, y el motivo por el cual eligió Arica fue por los lazos que mantiene. "Fue una buena decisión para mí porque estaba libre y quería un cambio en mi vida. Quería explorar y jugármela con la música. Comencé a hacer las cosas que antes no podía hacer en Estados Unidos por el capitalismo, tener que trabajar 18 horas al día, tres empleos diferentes", aseguró el joven que estacionaba autos, realizaba trabajos de plomería y también de estudios de polisomnografía.
Moisés aseguró haber pasado por muchos obstáculos para llegar a donde está, pero a pesar de los malos momentos, el estadounidense parece rescatar sólo los buenos momentos. "He hecho de todo y aprendí muchas cosas. Me ha ido piola, he logrado hacer muchas cosas a pesar de lo duro que ha sido. A veces uno enfrenta obstáculos, pero acá estamos", afirmó.
Además de su local de pizza, trabaja de lunes a viernes en la Radio Primavera, haciendo publicidad de sus proyectos y también los de muchos otros.
"Me gusta la competencia, encuentro que esta ciudad está floja de repente en el ámbito económico, creo que la multiculturalidad enciende la llama para competir en negocios, diferentes estilos de música, platos de comida. De repente la gente se queja porque vienen a robar la pega. Hay de todo. La delincuencia no tiene raza, es porque somos gente, hay gente buena y gente mala, y no porque somos de un país vamos a ser esa clase de gente".
"El patriotismo de los chilenos me recuerda al de los gringos en varias formas, en lo bueno y en lo malo, pero yo no tengo mayor opinión con respecto a eso. Yo encuentro que soy chileno y además soy de afuera", agregó.
Asegura que a veces hay días en los que le gustaría volver a Estados Unidos cuando el ánimo no es el mejor, pero él continúa abriéndose paso en la ciudad. Moisés quiere proyectarse en la música, y a futuro convertirse en un artista de renombre en la zona. "Me gusta lo que hago, igual me gusta mi música, encuentro que tengo harto potencial". La música trap es el marcado estilo de Moisés, quien a pesar de haber grabado apenas dos sencillos, le da una probada de su trabajo a su público a través de las redes sociales y a través de la radio.
SIEMPRE CONECTADOS
A pesar de las experiencias positivas que cada uno de ellos ha acumulado en Arica, todos aseguraron que las raíces siempre tiran, y que de alguna manera les gustaría volver a su lugar de origen en algún momento.
"Creo que la multiculturalidad es muy positiva, algo que también es parte del atractivo de Arica, te encuentras a más gente que está igual que tú. Estamos lejos de la familia y amigos, y eso es un denominador común con el que te puedes entender con otros extranjeros", aseguró Anna Cardona.
La conexión con el lugar que los vio crecer y con la familia que dejaron atrás es constante para cada uno de estos migrantes, pero de la misma manera poco a poco comienzan a echar una que otra raíz en Arica, a cubrirse con la cultura característica y a quedar marcados con sus vivencias en este lugar.