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En estos recreos cambiaron los celulares por juegos infantiles

En el Iceduc José Maza Sancho de Antofagasta ningún alumno usa su teléfono en el recreo. En su lugar los niños disfrutan de zumba, deporte, saltar la cuerda y hasta "las bolitas", con un proyecto que promueve la actividad física y la concentración.
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La escena es así: al centro, en la cancha, varios niños y niñas siguen a la instructora que se encuentra frente al escenario y se mueven al ritmo de la música y zumba. A un costado, otros chicos están disputando un campeonato de beibifútbol, mientras que por la zona contraria el vóleibol concentra toda la atención de los muchachos. Una de las chicas salta golpeando la pelota por sobre la malla y convierte un punto para su equipo.

Mientras que hacia el otro costado aparecen más niños y niñas que están saltando la cuerda y finalmente en la parte superior del recinto, un grupo de niños no despega su mirada de las "bolitas", mientras buscan la manera de hacer puntos.

Estas dos últimas paradas parecen ser una especie de portal del tiempo hacia la época de infancia de muchas, esa en las que las tardes en las calles con los amigos jugando eran un verdadero privilegio y de las que hoy prácticamente sólo viven en el recuerdo con la llegada de la tecnología.

Pero esta escena llena de vida, gritos, risas, y nostalgia, no es en la calle. Lo que estamos viendo es cómo los alumnos y alumnas del Instituto Científico Educacional (Iceduc) José Maza Sancho, ubicado en el sector Coviefi de Antofagasta, viven sus horas de recreo. La iniciativa tiene una premisa simple: dejar que los niños dejen de utilizar celulares en los recreos del colegio y al mismo tiempo aprovechar la actividad física, la vida social y comunitaria entre compañeros del establecimiento, además de mejorar la concentración y combatir el sedentarismo.

No sólo deportes es lo que vemos por los patios del recinto. En el sector de la biblioteca son varias las mesas que tienen a los jóvenes de distintos cursos con la mirada fija en las piezas de ajedrez, damas o hasta naipes de cartas. Algunos son de niveles diferentes y no se conocen.

No importa, tras el juego la idea es que comiencen a crear lazos entre ellos.

Vilma Tapia, directora del establecimiento, cuenta que hace un mes están probando este sistema y que para fomentar las distintas alternativas que tienen de actividad física en los 20 minutos que dura el "Recreo Entretenido", los chichos y chicas pueden ir con el buzo del recinto de martes a viernes.

"Esto nace por la necesidad real de que los niñas y niños realicen ejercicio físico, que no lo estaban haciendo porque estaban conectados a una máquina, ya sea a un teléfono o en sus casas en computadores y no juegan. Es necesario que jueguen, porque el ejercicio físico está relacionado con el cerebro, entonces al jugar renuevan neuronas y aprenden a interactuar con el otro".

El baile continúa y cada vez hay más entusiasmo. En el escenario Michelle Montoya, alumna colombiana que cursa el quinto básico A, se motiva aún más y se dedica a danzar con más ganas. Agita los brazos y piernas, mientras sus compañeras la siguen al ritmo de la música.

"En el recreo pasamos tiempo juntos, gastamos energías y entramos a la sala con todo el positivismo para estudiar y aprender", comenta la escolar, quien recuerda que antes estos espacios entre horas pedagógicas "con la tecnología nos manteníamos en los celulares, pero creo que han hecho bien en quitar los teléfonos".

Francheska Sierra es su compañera de sexto básico, quien también está en la cancha atenta a los movimientos de Michelle. Ella destaca el cambio que han tenido los recreos, en comparación con uno tradicional:

"Me gusta más porque es más entretenido. Todas las actividades me gustan, pero mis preferidas son saltar la cuerda y hacer zumba".

El ambiente que se vive en el establecimiento más bien parece una fiesta, en la que todos participan y nadie, ninguno de los alumnos, está aburrido; todos quieren participar en las diversas actividades. Arriba, un grupo de muchachos está concentrado en pleno juego de fútbol tenis.

Uno de ellos es Cristóbal Urrutia, igualmente de quinto básico. El alumno también celebra la iniciativa señalando que "antes los niños sólo jugaban a la pelota o estaban con los celulares. Ahora colocaron canicas, ajedrez o zumba. Ahora el recreo es más variado y podemos hacer más cosas de las que hacíamos antes y así desarrollamos nuestra actividad física. A mí lo que más me gusta es el ajedrez y la zona de la cancha de tierra donde podemos jugar fútbol tenis".

Actividad física

El fomento de la actividad física en los recreos de este establecimiento va más allá de una alternativa entretenida. Esto, dado que el ejercicio produce que el cerebro se oxigene y dependiendo del tipo de actividad, mejora la capacidad cognitiva y motora.

La gymcana es otra de las alternativas que destaca Vilma Tapia, juego en el que aparte de pasarlo bien, los escolares refuerzan la orientación hacia puntos de referencia, ayuda también a recordar secuencias y por lo tanto potencia la memoria.

Mientras que las bolitas o canicas, el clásico juego de antaño, incrementa la producción del químico humano y neurotransmisor llamado serotonina y por lo tanto mejora el estado anímico, social, el apetito o la digestión. Estudios señalan que en pacientes que padecen depresión se han encontrado bajos niveles de serotonina, de ahí la importancia del deporte.

Si bien esta innovadora iniciativa comenzó con los estudiantes de enseñanza básica, poco a poco se fueron sumando los de media.