Triste final para un proyecto
El alcalde de Arica, Gerardo Espíndola, reconoció hace unos días, que evalúa no reponer los segregadores que han resultado derribados desde que fuera entregado al municipio el proyecto de renovación de aceras de la ciudad, específicamente correspondientes al sector céntrico. Para la principal autoridad comunal, se trata de estructuras que desde que comenzaron a instalarse, las vio con preocupación y cierto rechazo, debido a que estéticamente, a su juicio, no aportaban a la ciudad y porque en algunos lugares tampoco eran funcionales.
Pero más allá de gustos o preferencias, el caso es que en los primeros dos meses de este año se contaron 14 de estos bolardos o segregadores derribados principalmente por automovilistas. Estos han quedado tirados en el suelo, dando una triste impresión de la ciudad, reflejando abandono y un hecho que salta a la vista: un proyecto que concluyó con deficiencias.
Entre éstas, se encuentra la falta de un modelo de gestión que permitiera que el municipio se hiciera cargo de la reposición de estas mismos estructuras. También está el hecho de que el municipio tuviera que recepcionar una obra para la cual no tenía recursos para su mantención.
Hoy no existen fondos para poder reponer los bolardos que son derribados. El año pasado se avaluaba la reparación de cada uno de estos segregadores en alrededor de 200 mil pesos. Es por eso que Espíndola declaró que "estoy evaluando no reponerlos por ineficientes, caros y feos. Se chocan y tienen un soporte muy pequeño abajo y se transforman finalmente en un elemento que genera daño".
¿No hubo una conversación con el municipio, que tendría que hacerse cargo de estas obras una vez terminadas? ¿No se vieron las características, recursos y mantención de estos trabajos? Extraña que, considerando la responsabilidad que le cabía al municipio una vez terminado el proyecto, no existiera un modelo para que se hicieran cargo de él, en beneficio de la ciudad.
Sin duda, se trata de un lamentable desenlace para este proyecto que se dispuso para el centro de Arica. Una iniciativa que deja un sabor a escasa planificación, a la luz de los hechos y de lo que el mismo alcalde comenta.