Con el tradicional ritual de la bendición de las hojas de olivo, el obispo Moisés Atisha celebró la misa de Domingo de Ramos en la catedral San Marcos.

Durante la homilía, el prelado se refirió a las escrituras leídas en las afueras de la catedral durante la previa a la celebración eucarística. "El evangelio que leímos en la bendición de los ramos terminaba en por qué Jesús no hacía callar a sus discípulos, y él respondía que si ellos lo hacían, las piedras gritarán. Tengo la certeza de que callamos ante la injusticia, ante el grito de la humanidad que reclama no solo sus derechos, sino el deseo de poder construir", dijo.

En ese sentido, Atisha se refirió también al silencio que se tiene " ante los más débiles, frente a aquel hermano que cruza la frontera, no solo buscando mejores condiciones de vida, sino también espacios para ser auténticamente un ser humano y no verse amenazado por la violencia o la falta de oportunidades".

Monseñor destacó que es importante preguntarse cuáles han sido nuestros silencios individuales y comunitarios. "Jesús muere, se entrega para que tengamos vida reconciliada, fraterna, una que me hace encontrar en el que tengo adelante no a un adversario, sino a un hermano".

Finalmente mencionó que muchas veces "crucificamos al prójimo motivados por la ira, por la efervescencia. Es interesante preguntarnos por nuestros silencios pero también por los otros gritos a los que hemos dado cabida y que están tan lejos del Evangelio".