Un hito en la legislación chilena
Por décadas, hemos sido testigos a través de canales formales e informales de información, del sufrimiento de niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual cometido en su contra que han marcado para siempre vidas inocentes, llevándose no sólo sus juegos sino también sus sueños y esperanzas porque el daño no es sólo físico sino también psicológico y moral.
Cuando el agresor es un familiar, un conocido o miembro de alguna congregación religiosa, no sólo es el menor el que se perturba con este deleznable delito, sino que también nuestra sociedad es la que se resiente de forma dolorosa al observar la indefensión y malevolencia en que se desenvuelve su descendencia.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco niñas en el mundo sufre abuso sexual. En el caso de los niños, uno de cada trece es objeto de este tipo de agresiones, por lo mismo, como senador y abuelo me sentí privilegiado cuando aprobamos en el Senado la ley que declara imprescriptible los delitos de connotación sexual cometidos en contra de menores.
Esta iniciativa permitirá a quienes sufran agresiones denunciar su perpetración cuando se sientan preparados para hablar y enfrentar su situación, sin que corra riesgo la responsabilidad y acciones legales de su victimario, por lo que se trata de una acción real y concreta que resguardará a los menores de edad.
Sin lugar a duda cuando se promulgue esta norma que ahora deberá ser abordada en su segundo trámite, por la Cámara de Diputados, otorgará seguridad jurídica a nuestros niños, niñas y adolescentes permitiéndonos vivir en un mejor país y dando esperanza a las víctimas, al mismo tiempo de luchar eficazmente contra la impunidad de los agresores en este tipo de delitos.