La idea de proteger el medio ambiente es un principio que - dadas las circunstancias actuales - pocos podrían cuestionar. La subsistencia del planeta está siendo seriamente amenazada por factores tan diversos como la emisión de gases tóxicos de múltiples fuentes, además de la contaminación de los océanos, que inexorablemente llevará a la extinción a miles de especies, entre las que incluso podríamos contar la raza humana.
En Chile , país que según las estadísticas - se dice - estaría en el umbral del desarrollo, se pretende legislar en favor de la protección del medio ambiente y digo se pretende porque, salvo error u omisión, no hay hasta hoy evidencia respecto del impacto de las leyes promulgadas, en favor de la conservación del medio ambiente (Quintero 2018).
La lista de reglamentos que apuntan a la protección del ecosistema es impresionante; destaca en especial, la prohibición de entregar bolsas plásticas en los establecimientos comerciales.
El plástico contamina - de eso no hay duda - sin embargo, la ley chilena adolece de una falla elemental, ya que no considera el uso del plástico biodegradable, opción de comprobada efectividad en los países desarrollados, cuando se trata de garantizar la calidad y asepsia de los alimentos que se expenden en supermercados y ferias de abastos.
Sin ser mal pensado, me asalta la sospecha que aquí hay gato encerrado, hay algo que no cuadra. Ya mencioné el incomprensible rechazo al uso de bolsas de plástico biodegradable, en favor de bolsas "reusables", para venderlas a los clientes en las cajas de almacenes y supermercados.
Es aquí donde la cosa no cuadra, ya que desde siempre - se lo doy por escrito y ante notario si es necesario - el costo de la bolsa era de cargo del comerciante y no del cliente.
Ahora, siendo aún más suspicaz, uno podría preguntarse si detrás de todo esto ¿no habrá alguien que descubrió esta forma de ganar mucho dinero fácil, convenciendo a las autoridades de las bondades ecológicas de la bolsa reutilizable, para - de refilón - eximir al comercio de la obligación de entregar en forma gratuita la bolsa por la que debemos pagar cada vez que vamos de compras ? Aunque sea incómoda, la pregunta es válida.