Una simbiosis energética
Ayer, el Parque O'Higgins en Santiago se convirtió en punto de atención para la afición tuerca nacional y también para los interesados en las nuevas tecnologías.
La Fórmula E llegó para mostrarnos no sólo el vértigo de la velocidad, la potencia de los coches y la habilidad de los pilotos, sino también el paulatino avance en la electromovilidad.
Esta es aún incipiente, tanto en el deporte como en las calles, aunque algunos de los primeros automóviles que se construyeron en el mundo eran eléctricos.
Sin embargo, todas las proyecciones indican que en forma progresiva irá haciéndose predominante.
Razones hay varias, pero las principales tienen que ver con la necesidad de poner atajo al cambio climático, mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, y la maduración de la tecnología, que hace posible autos con mayor autonomía y sistemas de carga de batería más rápidos.
Así, empiezan a aparecer el país las primeras electrolineras, para motivar a más consumidores a atreverse con un auto eléctrico.
En Arica, como en gran parte del norte de Chile, se dan condiciones especiales para fomentar este modo de transporte, si se conjuga la electromovilidad con la energía solar.
Claro, porque si se eliminan los autos a combustión, pero la electricidad para cargar los nuevos vehículos se genera quemando combustibles fósiles lo único que habremos hecho es trasladar el punto de emisión de contaminantes.
En cambio, la energía fotovoltaica y la electromovilidad generan una suerte de simbiosis.
Por qué no imaginar que los numerosos estacionamientos públicos en el centro de Arica instalan techos de paneles solares, que junto con mantener los vehículos a la sombra recargan sus baterías.
Sería un modelo donde todos ganan. Los dueños de los estacionamientos brindarían un mejor servicio, con una inversión recuperable en el corto plazo. Los conductores tendrían un incentivo adicional para optar por los vehículos eléctricos y la ciudad vería reducida la contaminación por gases y también acústica ¡Qué mejor!