Destrucción de espacios públicos
Ya se ha hecho común que lo que gana Arica, en cuanto a renovación y hermoseamiento de espacios públicos, generalmente termina sufriendo el maltrato de ariqueños que no están felices ni comprometidos con una ciudad más amable y atractiva.
Tal como lo informaba la edición de ayer de La Estrella, el recientemente inaugura Parque las Torres ya presenta algunos destrozos y rayados. Lamentablemente, esta situación se ve aún más compleja debido a problemas con la iluminación en el sector.
Se trata de un parque ampliamente esperado, tanto que antes que fuera abierto a fines de diciembre, ya había quienes lo ocupaban, ya sea como el parque que es, o simplemente para cometer algunas incivilidades.
El caso es que esta plaza, que cuenta con áreas verdes y también con juegos, fue pensada en beneficio del sector en donde se emplaza, fue proyectada para mejorar la calidad de vida de los vecinos y también para poner en valor la población circundante.
Resulta entonces muy contradictorio que este tipo de obras terminen siendo maltratadas de esta manera. Y no es el único caso.
Basta recordar lo que ocurrió con otro parque muy esperado: Punta Norte. En este espacio público incluso hubo quienes robaron los paños de pasto sintético y máquinas de ejercicios. Bastó un par de días para que vándalos cambiaran el rostro a esta plaza que se había construido pensando en los vecinos del sector.
Y casos como éste se van repitiendo. Los parques construidos en el borde costero también recibieron el ataque de vándalos. Hoy, algunos juegos se encuentran destruidos o seriamente maltratados. Algo similar ocurrió con las Cuevas de Anzota: recién reabiertas vieron cómo jóvenes rayaban algunas de sus nuevas instalaciones, mientras que visitantes siguen usándolas como baños.
Los peores enemigos de Arica están en Arica. No todos los ariqueños son irrespetuosos con esta tierra, pero tampoco todos dejan en evidencia que aprecian y valoran los avances que en ella se realizan.
Es por eso que es importante la labor fiscalizadora y de denuncia que puedan hacer aquellos ariqueños y ariqueñas que efectivamente tienen a esta tierra y a esta ciudad en su corazón.