El puesto familiar que lleva 40 años en La Lisera
En el local "Negrito Bueno", no sólo se arriendan quitasoles y se venden flotadores, sino que además la experiencia convirtió a los locatarios en guías playeros.
El negocio fue iniciado por Omar Veras hace casi cuatro décadas, y actualmente su yerno, Julio Martín, es el encargado del puesto, en el que trabaja junto a tres jóvenes.
Su negocio está ubicado en la escalera n°3 de la playa, que en temporada de verano, funciona todos los días desde las 09.00 hasta las 21.00 horas.
"Mi rubro es la construcción, pero por cosas de la vida tuve que tomar el puesto de mi suegro, porque teníamos que apoyar a Omar. Él me enseñó el rubro y con el tiempo ya tengo la sartén por el mango", asegura Julio Martín.
Omar Veras tiene 66 años, es el dueño y quien comenzó con este negocio. Con tan solo un flotador y un bote empezó a atender a los bañistas que asistían a La Lisera. De acuerdo a Julio, "hace años él solía prestar los botes, y yo en ese tiempo sacaba a pasear a los niños en el agua, y Omar no les cobraba nada, simplemente era su pasión". Es ese mismo espíritu el que hace que en el local se cobren mil pesos la hora por el uso de los quitasoles, pero que, de acuerdo a Julio, "a la gente de escasos recursos se le haga una atención y se les reduzca la cuota diaria de arriendo".
Un tropezón de la vida
Los problemas de salud de Omar hicieron que Julio tomara el control del local. "Él vivió aquí toda su vida, dormía y comía aquí. El negocio lo era todo para él", agrega.
Sin embargo, Omar no se ha dejado derrotar por la limitaciones, y no sólo le ha dedicado sus años a la playa. En otras épocas del año, él se desempeña también en el negocio de la comida, vendiendo yoguis y empanadas en las ramadas, por ejemplo. Pero en todas partes siempre es conocido como "el negrito bueno de la playa".
Además de llevar el negocio de Omar, los años de experiencia en La Lisera han hecho que tanto él como Julio conozcan cada detalle de la playa, por lo que los bañistas siempre se acercan al local para preguntar por cualquier cosa.
Él y su suegro llegaron a convertirse en guías de la playa, ya que conocen aspectos de La Lisera que muchas otras personas desconocen.
"Quien venga, todos vienen a consultar a este lugar. Sé que siempre va a ser así", asegura Julio.
De la misma manera, el encargado del negocio conoce a La Lisera lo suficiente como para saber cuál es el estado de la playa. Afirma que actualmente "hay buenos y malos elementos. Hay algunos asesores municipales que no han cumplido con la fiscalización de La Lisera, que la tienen abandonada, entre otras cosas, como el problema de la basura de los domingos".
Con respecto a este último tema, el locatario afirma que pasa muy seguido que el día domingo la playa se encuentre sucia debido a que la basura no se recoge a tiempo.
Esto hace que muchos otros comerciantes o trabajadores de la playa se vean en la obligación de recoger los desperdicios ellos mismos, ya que necesitan mantener la buena imagen de la La Lisera debido a los turistas.
Por el momento, Julio pretende continuar con el legado de su suegro, no sólo atendiendo el local, sino que también guiando a todo visitante de La Lisera que necesite el consejo de alguien que conoce a esta playa como la palma de su mano.