Secciones

La asombrosa expansión de la lengua aymara por el norte grande

Presidente de la Academia Nacional de la Lengua Aymara cuenta cómo de a poco el idioma logró llegar desde las zonas rurales de Arica y Parinacota al sector urbano y la dualidad que debe existir para aprenderlo.
E-mail Compartir

Mario Narváez V.

Lo más probable es que si usted recorre parte del místico paraje que comprende el altiplano y precordillera de la Región de Arica y Parinacota, se tope varias veces con las expresiones "jallalla", "una pawa" y "kamisaraki" en medio de un acto, ritual o quehacer diario.

Bueno, para que llegue más informado, le comunicamos que la primera significa "enhorabuena, salud o brindis"; la segunda, se trata de una rogativa utilizada para pedir un permiso ancestral antes de una ceremonia o algo similar, y la tercera, simplemente un "¿cómo está?".

Es parte del idioma aymara que se expande desde Perú y Bolivia, y que por años predomina en las familias que habitan en los pueblos originarios de Parinacota, Tarapacá y parte de Antofagasta.

Por lo mismo, desde hace algún tiempo, y gracias al empuje de la Conadi, se creó la Academia Nacional de la Lengua Aymara (ANLA), con la idea de proyectar su uso a nivel personal, familiar, comunitario y educacional.

Marcos Jiménez Mamani es su presidente hasta fin de año, donde entregará el mandato a una nueva directiva.

Profesor autodidacta, son tantas las historias y los hitos que el hombre de 63 años tiene, que para no enredarnos, subdividiremos en dos los episodios significativos tanto para él, como al mismo tiempo para el desarrollo de la lengua aymara en la zona.

El idioma prohibido

Nacido en Guallatire, localidad ubicada a dos horas de Arica, al sureste de Putre, Marcos cuenta que nació en medio de una familia que no hablaba español.

Eso, hasta que la unidad más cercana de Carabineros, inició una alfabetización del español en los habitantes, donde uno de ellos fue nuestro personaje.

"El aymara era casi un idioma prohibido. Muchas veces nos dijeron que sin saber español, no surgiríamos nunca. Tal vez tuvieron razón, pero lo concreto es que nunca quisimos despegarnos de nuestra lengua originaria", cuenta.

"Como mi padre algún día dijo estudien, porque sino serán como yo, ganadero, y un ganadero no tiene descanso ni vacaciones, nos vinimos a Arica. Me costó demasiado estudiar; repetí varios años. Cumplí 18 y los tiempos estaban difíciles para estudiar y más aún para trabajar. Hasta que un día, caminando por la antigua Sede Arica de la Universidad de Chile (actual Universidad de Tarapacá), me topé con una secretaria que me ofreció realizar labores como auxiliar. Sin querer, me topé con el destino", agrega.

Estamos a 1982 y las condiciones para que la lengua aymara se expanda en el territorio norte, era aún difícil.

Sólo un programa en la emisora radial universitaria intentaba mantener vivas las costumbres de la zona. ¿Su nombre? "Desde las Alturas". ¿Su conductor? Lino Mamani.

Precisamente este programa y un hecho policial cambiarían radicalmente la forma de mirar el idioma ancestral en Arica.

Juicio por violación

En 1985, un suceso policial marcó las páginas de los medios locales de ese entonces en la ciudad.

En ese año, un hombre fue acusado de violar a una anciana en el Valle de Azapa, siendo el primero detenido y la segunda llevada a relatar el hecho en un juicio.

Fue ahí que se presentó un enorme problema: cuando la jueza fue a explicarle a los litigantes la razón del juicio, ni el acusado ni la víctima entendieron nada, ya que ambos hablaban sólo el aymara.

"Contactan a Lino (el conductor del programa radial) y le preguntan si él podría traducir el juicio para que los participantes pudieran saber de qué se trataba. Como Lino no sabía mucho aymara, me dijo si podría ser yo quien hiciera ese trabajo. Así que acepté", continúa Marco.

"Cuando llegué al juicio, encontré que la anciana víctima estaba bien alicaída. Pero apenas entablé conversación en nuestra lengua, me miró y sintió como que estaba junto a los suyos", narra.

Lo difícil y lo necesario

El viernes 30 de noviembre y tras 120 horas de clases teóricas y prácticas, 10 militares se convirtieron en los primeros funcionarios del Ejército en graduarse en el curso Educación Tradicional de Lengua y Cultura Aymara, lo que les permitirá comunicarse en el mismo idioma con los habitantes de los pueblos originarios.

"La importancia radica en que somos una zona fronteriza y ademas una Guarnición que tiene unidades en sectores rurales, donde incluso, existe población que sólo domina el idioma aymara", explica el teniente Héctor Burgos Campos, coordinador del curso.

¿Pero es fácil aprender aymara?

Nuevamente el profesor Marcos Jiménez medita la situación.

Argumenta que la idea de estas certificaciones no es que los alumnos salgan practicando el lenguaje, sino que se interioricen en su cultura.

"Me nació llevarlos al Terminal Asoagro y al Museo de las Momias Chinchorro, para que aplicaran el lenguaje, pero también para que se empaparan de lo que es ser aymara".

- ¿Qué es lo que más cuesta al aprender?

- Creo que el énfasis que le ponen a las palabras. Por ejemplo, yo no podría venir y decirle 'kamisaraki' (¿cómo estás?) así por así. Tiene que ser demostrativo, que quien te pregunta sienta que en realidad quiere saber cómo estás.