Secciones

Cara a cara con el asesino de la joven porteña Nicole Sessarego

La madrugada del 15 de julio de 2014 quedó al descubierto el horrendo crimen de la joven porteña a manos de Lucas Azcona. El escritor argentino Osvaldo Aguirre tomó este femicidio y cuatro más para escribir el libro "La oscuridad dentro de mí"; en donde relata las extensas entrevistas que le realizó al homicida.
E-mail Compartir

El calendario marca el martes 15 de julio del 2014 y el reloj las 05.51 horas en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.

La cámara ubicada en la avenida Rivadavia, a la altura del 4000, registra la última imagen con vida de la porteña de 21 años Nicole Sessarego, a quien le faltaban pocos metros para llegar a su hogar.

Fue precisamente antes de entrar a su departamento que la joven, estudiante de Periodismo de la Upla y que se encontraba realizando una pasantía en la Universidad de Buenos Aires, fue víctima de un feroz ataque.

Un hombre, amparado por la oscuridad, que a esa hora todavía no era vencida por los rayos del sol, saltó sobre ella y sin previo aviso le propinó 11 puñaladas con un bisturí.

El cuerpo de la joven fue encontrado horas después. Al mismo momento, su asesino -quien días después sería identificado como Lucas Azcona-, sin un gramo de arrepentimiento en sus venas, volvía a su trabajo como personal de limpieza en un hospital del sector.

Pero en noviembre del 2014 tras una serie de exámenes de ADN y su propia declaración reconociendo los hechos, fue encontrado culpable y condenado a presidio perpetuo por el delito de homicidio doblemente agravado por alevosía y femicidio. Desde entonces está preso. Después de 35 años, es decir en el 2049, recién Azcona podrá optar al beneficio de libertad condicional.

A partir del juicio y su condena, Azcona se transformó en un personaje oscuro, repudiado y con una extensa pradera de dudas en torno a su persona.

Las mismas dudas que tuvo el escritor argentino Osvaldo Aguirre, quien es un referente en la literatura policial al otro lado de la cordillera.

Fueron cuatro las entrevistas-conversaciones de varias horas que tuvieron Aguirre y Azcona, las que sirvieron para dar vida a uno de los cinco capítulos del libro "La oscuridad dentro de mí" (Gárgola Ediciones, Argentina).

Uno de esos capítulos está dedicado a Nicole Sessarego y a su asesino, Lucas Azcona.

La Estrella conversó con Osvaldo Aguirre con el fin de arrojar luces sobre el crimen de la joven que traspasó las fronteras y saber qué había resultado de su cara a cara con un asesino.

-¿Está arrepentido Azcona?

- En él hay un tema de arrepentimiento en primer lugar por el daño que le causó a su familia. Desde que asesina a Nicole hasta que se entrega, él lleva una especie de vida secreta; nadie sabía lo que hacía además de trabajar. Nadie sabía de estas escapadas nocturnas extrañas que tenía por la ciudad de Buenos Aires. Cuando la hermana lo reconoce en los videos que habían filmado las cámaras de seguridad, se rompe el secreto y Azcona se encuentra ante la condena de su familia, pero sobre todo ante la condena de su hermana, quien es la que finalmente lo empuja a confesar. También Azcona reconoce que necesita tratamiento sicológico prolongado.

-En base al tiempo que entrevistaste a Lucas Azcona, ¿qué crees que lo llevó a asesinar a Nicole Sessarego?

-Todavía hay muchas cosas que no han sido explicadas en torno a la historia de Lucas Azcona. Él me dijo que tuvo entrevistas con alrededor de 30 siquiatras o terapeutas, de los cuales rescata a un sicólogo con el que hizo un tratamiento prolongado durante dos años y a partir de ese tratamiento hace un análisis de su propia historia y qué lo llevó a matar. Dice que tiene problemas familiares de larga data y que no es que odie a las mujeres. Lo que trata de explicar es que él acumulaba ira y no tenía una forma de descargarla, lo cual es una afirmación que podríamos poner entre interrogantes, porque también me contó que una vez tuvo un altercado con un jefe que se quedó con una parte de su sueldo y también tuvo ganas de agredirlo, pero en vez de eso le pegó un tremendo golpe a una pared; él ahí pudo contenerse. Pero una cosa es eso y lo otro es la actitud que tuvo con mujeres como Nicole u otras a las que atacó.

Según Aguirre, los siquiatras que trataron a Azcona señalaron que el joven tenía un ritual bastante particular con sus víctimas, a las cuales acechaba como si se tratara de un depredador y su presa.

"Por un lado trataba de pasar desapercibido con respecto a su víctima, pero al mismo tiempo se exhibía, en el sentido de dejarse ver para mostrar que él tenía el control de la situación ", señala Aguirre.

-¿El crimen de Nicole Sessarego fue al azar?

-Fue una cuestión de azar. Él estaba deambulando, haciendo el tiempo para ir a su trabajo en un hospital que está como a 20 cuadras del lugar donde mató a Nicole. Según lo que el propio Azcona me contó, él hacía exploraciones nocturnas y caminaba sin sentido por Buenos Aires y fue en una de esas exploraciones que observa a Nicole y la asesina. Fue azar y también él vio las circunstancias de tiempo y lugar; había poca gente en la calle y Nicole estaba sola. Cuando yo le pregunté sobre ese tema, él me dijo que había sentido ganas de matar. Yo le pregunto "ganas de matar por qué". Y él me responde que por nada en particular, sólo una acumulación de frustraciones que había tenido en su vida y que cuando mató sintió una especie de relajación, de alivio.