Mario Narváez V.

En Linderos, paralelo con la tercera etapa de la Población Cardenal Raúl Silva Henríquez, se ubica un esforzado colegio que posee el mismo nombre del religioso fallecido en 1999, famoso por realizar distintas actividades sociales y oponerse al Régimen Militar en los años 70.

Pero bien lejos de toda posición celestial, el establecimiento constantemente ha sido víctima de ataques con pintura, sobre todo rayados, que atentan contra las paredes externas, echando abajo la magia que tiene el recinto, con forma de castillo y con colores pastel.

"Te amo...", "Sin Dios, ni ley..." y varias dedicatorias a la madre de no sabemos quién, son las que aparecen en el muro por Avenida Linderos, a las que se suman los rayados de la plaza que hay en el sector y a las paredes del Conjunto Habitacional Hijos de Caquena.

Dámaso Calle, primer director de la Junta Vecinal del sector, va más allá: "A veces, yo mismo sorprendo a algunos rayando las bancas de la plaza, pero me dicen que la calle es libre. La otra vez, increpé a unos niños que estaban quemando las plantas con fuego y me dijeron lo mismo, que la plaza no me pertenecía", agrega.

Detención

Entonces ¿qué hacer en estos casos? Carabineros hizo un llamado a denunciar, pero en caso de ser sorprendida, "se detiene a la persona, por daños a la propiedad pública o al mobiliario público, según sea el caso de la naturaleza del daño", relata desde la Prefectura Arica el teniente coronel Luis Rozas Mardones.

"Es un proceso estandarizado: se da cuenta al Juzgado de Policía Local y si se trata de una escultura patrimonial o algo por el estilo, podría llegar incluso a ser perseguido por el Ministerio Público", agrega.