Los avances en el comercio electrónico anticipan que hacia el año 2030, Chile debería haber dejado prácticamente de lado el uso del dinero en efectivo para todas sus transacciones. Si bien se trata de una visión muy anticipada, el supuesto se basa en la tendencia que tiene el uso de transacciones electrónicas en el mundo.
Por ejemplo, el Banco Central de Suecia dio a conocer que en 2016 sólo el 1% de todas las transacciones efectuadas correspondió a pagos hechos con billetes o monedas. Respecto a las compras realizadas en tiendas, menos del 20% se hizo en efectivo ese año. Suecia es, de hecho, el país con menos efectivo en todo el planeta.
Esta dinámica se está dando especialmente en los países escandinavos, en Holanda y Dinamarca, que van tras los mismos pasos de Suecia y en los que el uso de billetes y monedas ya está quedando en el pasado.
Los beneficios que en principio reporta este cambio se relacionan con la seguridad personal al reducir los riesgos de robos y asaltos, como también con la rapidez que se logra con este tipo de transacciones.
El paso definitiva hacia la eliminación del dinero en efectivo debe responder a una serie de condiciones y garantías que incluso tienen que ver con un cambio cultural. Uno de los primeros factores apunta a la seguridad con que se puede manejar el comercio electrónico como también los pagos.
De acuerdo a un informe del Banco Central, en 2017 el uso del efectivo seguía siendo el principal medio de pago. Sin embargo, un análisis histórico muestra que en el año 2000 las transacciones en que se usaba las tarjetas de débito era inferior a 1% y en junio de 2017 su participación llegó a 35%.
Si bien es necesario que, así como se trata de un tema prácticamente cultural, sea el Estado que promueva una política en la dirección a la reducción del uso del efectivo estableciendo condiciones favorables especialmente para los comerciantes, también es importante que el comercio también reconozca estos avances y se actualice.
En Arica, por ejemplo, parte del comercio aún no se adapta al uso de pagos electrónicos, cuestión que conforme avanzan estas tecnologías, puede ser determinante en las preferencias de los consumidores y en los niveles de ventas.