Después del no a la minería
La actividad minera, quiérase o no, es la más importante de Chile y la que está entregando el sostén al país para su crecimiento económico. Es tal su impacto que hace doce años, en los mejores momentos de los precios de los metales, incluso una ministra discurrió en prestar dinero a países pobres. A ese nivel de entusiasmo.
No obstante, aunque el dato pudiese parecer fuera de lugar, sirve de alguna manera para poner en evidencia la sensación que arroja al país cuando la minería se encuentra en sus ciclos altos.
Sin embargo, por sobre los entusiasmos, las decisiones frías y visionarias siempre deben primar y se debe entender también que la minería vive de ciclos. Y los ciclos bajos, pueden generar un impacto negativo potente en un país que no esté preparado o que haya acumulado un exceso de confianza.
A eso se debe sumar un hecho claro y objetivo. La minería vive de recursos no renovables. La tecnología ha permitido que en nuestro país puedan ser explotados yacimientos cuyas leyes de mineral hubieran hecho imposible proyecto alguno hace 50 años. Pero recursos mineros explotables no habrá eternamente.
Es por eso que hace ya un par de décadas, nuestro país viene planteando no la opción, sino más bien la necesidad con carácter de obligación de poder modificar y diversificar su matriz productiva, de tal manera que la dependencia que existe de la minería no nos lleve a episodios económicos tan difíciles como los que tuvo que vivir Chile en el Siglo XX.
Nuestra región ha definido ejes para su desarrollo entre los cuales la minería no aparece como una prioridad. Una decisión que, de alguna forma, sintoniza con esta necesidad que hay en Chile de diversificarse.
Pero este hecho impone también obligaciones. Estas parten por invertir esfuerzos, recursos, interés y generar toda una cultura en torno a los ejes que realmente nos importan, particularmente, el turismo.
La región de Arica y Parinacota debe ser potentemente competitiva en aquellos aspectos por los que ha apostado para su desarrollo. Eso también es una obligación, no puede una opción.