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Cristian Morel Cañipa

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A sus 17 años, Cristián Morel Cañipa es un destacado bailarín de cueca, que ha salido tres veces campeón regional los años 2016, 2017 y 2018. También fue tercer campeón nacional de cueca de la juventud en 2017 y es parte de la actual pareja del Campeonato Nacional de Cueca juvenil "Nogal de Oro 2018", donde además logró coronarse como Rey del Campeonato.

Es estudiante del Colegio Alemán, siendo un joven que ha cosechado diferentes frutos en el ámbito del baile y la tradición, a costa de esfuerzo, práctica y convicción.

- ¿Desde cuándo te dedicas a bailar cueca?

- Desde los 12 años. Como los padres de mi prima trabajaban, vivíamos juntos y yo era mayor, la llevaba a sus ensayos de cueca, pero a mí no me llamaba la atención. Una vez su profesora me preguntó porqué no ensayaba y le dije que no me gustaba. Pero me insistió en que lo intentara y ahí comencé mi travesía con la cueca.

Su primer reconocimiento con el baile nacional fue en 2015, cuando ganó el campeonato regional de juntas vecinales que se realizó en la Villa Pedro Lagos. "Fue la primera experiencia, tuve nervios, pero fue un orgullo ganar a personas que yo veían que bailaban bien y lo hacían hace más años que yo. Me gustó ser el ganador de la región".

- ¿Bailas otros estilos?

- Bailé en el Carnaval, con Caporales San Martín, también bailo en la agrupación "Raíces del Sur", donde hemos bailado diablada, Afro y Tinku. También voy todos los años a la Fiesta de la Virgen de Las Peñas, donde bailo con los Morenos de Livilcar. Me gustan los bailes folclóricos, sobre todo aquellos que tienen historias que contar y donde los trajes y pasos tienen significados. También estoy empezando entrenamiento de básquetbol, soy un poco chico, pero antes jugaba.

-¿Qué te gustaría hacer después de salir de 4° medio?

- Antes de ir al campeonato, estaba postulando para la Escuela Militar, pero mi papá me dio la posibilidad de darme un año sabático para aprovechar el título de campeón y el año que viene estaría postulando para la escuela otra vez.

- ¿Cómo motivarías a otros jóvenes con tu ejemplo?

- Creo que todos deberían seguir sus sueños y metas que se proponen, a pesar de que se caigan. Yo me presenté en varias regionales sin tener ningún lugar, hasta que logré conseguir el nacional.

Miguel Navia Holtman

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Con 24 años, de los cuales 15 ha ido especializándose en el violín, Miguel Navia es un docente y músico ariqueño que logró dedicarse al arte y llevar una vida plena con lo que más le apasiona.

El licenciado en interpretación y docencia musical se fue de Arica hace siete años para estudiar en Talca. Su pasión nació en la niñez, siendo impulsado por su madre a estudiar un instrumento clásico, lo que finalmente lo llevaría a ingresar a la academia de cuerdas del Colegio Abraham Lincoln, el mismo establecimiento en el que actualmente trabaja como profesor y encargado de la academia de música, teniendo a su cargo un total de 40 alumnos, solo en la academia.

Junto a su lado docente, Navia también ha participado de giras por el sur del Perú con la academia del Colegio Abraham Lincoln. Luego fue parte del cuarteto de cuerdas "ESAR", agrupación con la que compartió junto a Edward Rubilar con el primer violín, Samuel Olivera en el cello y Rocío Bustos en la viola.

- ¿Cómo es enseñar música a las nuevas generaciones?

- Hoy más se da el gusto por un instrumento clásico entre los niños, por su curiosidad de querer explorar nuevos sonidos o de repente tan solo por esa inquietud que les genera y se atreven a tocar un instrumento. En realidad no es un proceso tan estrictamente riguroso, depende mucho del método que se aplique. Yo soy una persona bastante abierta para moldear el método al alumno, a diferencia de programas como conservatorios donde hay un programa más estricto, donde se deben cumplir metas.

- ¿Cómo encuentras que está el desarrollo de la música en Arica?

- Si nos vamos a la parte musical, como en toda ciudad se dan los espacios para que los jóvenes desarrollen un tipo de arte, no es malo el panorama a nivel de capital humano, hay alumnos y están las ganas, pero falta como en todos lados la voluntad de que esas oportunidades sean reales y que un momento a futuro, esos proyectos sigan, porque muchas veces uno parte con niños que a la larga es un futuro proyecto, pero si no le damos las garantías para que continúen, se pierden y de hecho lo cuento porque me tocó ver en la universidad, que muchos quedan a mitad de camino, con sus sueños sin alcanzar a concretarlos bien, a un estado de plenitud. El dedicarse a las artes en sí tiene un costo económico que no es menor, no es un camino fácil, pero realmente lo vale.