Como cada 25 de octubre, mañana en nuestro país se celebrará el Día Mundial de la prevención del Accidente Cerebro Vascular (ACV). Conocido también como ataque cerebrovascular, se trata de una enfermedad que en Chile se ha transformado en la segunda causa de muerte, después de las enfermedades cardíacas, y la primera responsable de invalidez en los adultos mayores de 65 años.

De hecho, en términos estadísticos cada hora una persona muere debido a los efectos del ACV en nuestro país. Uno de cada seis chilenos y chilenas, principalmente mayores, se ven afectadas o afectados alguna vez por un evento de este tipo. Los antecedentes dan cuenta de que se trata de una afección que debe estar mucho más presente entre la comunidad.

La prevención de este accidente es muy importante, como también la rápida capacidad de reacción ante su ocurrencia. Y es que un ACV mata 2 millones de neuronas por minuto. "Mientras más precoz sea la atención, más posibilidad tiene el paciente de tener ningún daño o un daño menor", explica el Dr. Walter Feuerhake, neurólogo de Clínica Santa María y miembro de la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía de Chile.

Por eso es fundamental que las personas se informen respecto a este mal, para así tomar medidas preventivas, estar atentas para un diagnóstico oportuno y acceder así a una atención que puede salvar vidas y evitar las secuelas que dejan estos accidentes. Esta información incluye el derribar mitos, además de entender los orígenes y conductas saludables que pueden ayudar a evitar un ataque cerebrovascular.

Se debe entender, por ejemplo, que el ACV se puede prevenir, se puede tratar en urgencias, es un mal que no sólo puede afectar a adultos o adultos mayores y que en la medida que haya una adecuada y oportuna detección, puede tener una buena recuperación.

Es vital controlar la presión arterial, el colesterol, la glicemia. También el cambiar o dejar hábitos como el fumar, además de abandonar el sedentarismo, como primeras acciones. La alimentación sana también juega un rol fundamental. La prevención y la información se convierten en claves.

El Gobierno anunció que dará discusión inmediata al Proyecto de Ley "Aula Segura", el cual busca fortalecer las facultades de los directores de establecimientos educacionales, permitiéndoles expulsar de manera inmediata a alumnos que se vean involucrados en hechos graves de violencia.

La iniciativa ingresada el 20 de septiembre al Congreso y actualmente alojada en la Comisión de Educación del Senado, tiene un solo artículo, pero que ha sido suficiente para generar un fuerte debate nacional.

En lo medular, sanciona el porte de armas y las agresiones físicas a miembros de la comunidad escolar, garantizando el debido proceso y entregando al director la posibilidad de reconsiderar la medida.

Cuando hablamos de violencia, no puede haber medias tintas. O estamos a favor o en contra. Hacer una defensa de quienes no tienen como prioridad sus estudios, sino hacer daño a las demás personas, es justificar lo injustificable y no conocer ni entender el verdadero sentido del espíritu rector de la educación.

Una cosa es un hecho puntual que puede ser contenido por un manual de convivencia escolar y, otra, muy diferente, es un acto planificado o convenientemente espontáneo, donde el odio, la anarquía y, finalmente, la delincuencia toman el protagonismo.

Los que hemos abrazado la docencia, conocemos muy bien la diferencia entre el que estudia y el que, sin escrúpulos, cruza el límite de lo legal.

Entendemos porqué Chile está a tiempo de tener hoy una ley contundente, que fortalezca la institucionalidad de nuestras primeras autoridades: los directores de colegios, en un mundo que ha perdido el respeto hacia el orden y justifica la relativización de todo, incluyendo la seguridad de las personas.

Mi llamado a nuestros parlamentarios es uno solo. Y no nos podemos perder. Aula Segura es sin matices.