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Universidad Contemporánea: El proyecto ariqueño que apostó por la educación superior regional, pero fracasó

Funcionó entre 1990 y 1997 y tituló a 115 profesionales. Otros 345 estudiantes tuvieron que migrar a la UTA, porque el Consejo de Educación Superior decidió cerrarla.
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En marzo de 1990, el entonces senador Sebastián Piñera llegó a Arica a dictar una clase magistral en un edificio de 21 de Mayo con Baquedano, donde hoy funciona un banco. El hoy Presidente de la República dio inicio así al año académico de la primera y hasta hoy única universidad privada creada en la región.

La Universidad Contemporánea fue fundada ese año por un grupo de profesionales liderados por el fallecido Norman Reyes Caballero, quien fue decano de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Tarapacá.

Un total de 115 profesionales se titularon de la Contemporánea, pero a su cierre eran 345 los estudiantes que se quedaron sin casa de estudios, entre ellos muchos peruanos, bolivianos, personas de Santiago y también de Calama, quienes se trasladaban a Arica para estudiar.

Calidad

Niletta Juica conoció de cerca el proyecto, porque fue la esposa de Norman Reyes Caballero, además de realizar clases en diferentes carreras, ver las finanzas y ser directora de docencia de la casa de estudios.

"La Contemporánea fue la primera universidad de la región que impartió la carrera de Derecho, también Periodismo que era impensado para la región, además de Ingeniería Comercial, Ingeniería Civil Industrial, Ingeniería de Ejecución en Finanzas y en Comercialización, Contador Público y Contador Auditor. Los profesores que hacían clases eran exactamente los mismos de la Universidad de Tarapacá, entre ellos Arturo Flores Franulic, quien luego fue rector de la UTA", recordó Juica.

José Toribio Vergara, director de la radio Cappissima Multimedial, fue jefe de carrera de Periodismo desde 1995 y luego se fue a la Universidad de Tarapacá, donde participó en el programa especial para titular a los estudiantes que no pudieron terminar en la Contemporánea.

"Era una universidad pequeña, pero bien estructurada y organizada. Lo más relevante fue la calidad de lo académico, estaba sobre la expectativa de las universidades de regiones. Era una alternativa para los adultos que habían interrumpido sus estudios de pregrado y para quienes estaban en servicios públicos", aseguró.

Mónica Mancilla estudió Derecho cuando se abrió la universidad en 1990, atraída por una carrera que por primera vez se impartía en la ciudad.

"Yo me matriculé en Derecho, porque no había muchas posibilidades de estudiar en Arica, salvo la UTA. Ya había salido en los '80 de esa universidad por razones políticas, entonces no quería saber nada de ella, además tenía hijos y no tenía opciones de trasladarme de ciudad".

Mónica recuerda que la universidad siempre fue "precaria en términos de infraestructura", pero con buenos docentes.

"Tuvimos una excelente calidad de profesores. Estaba el ministro de la Corte de Apelaciones quien era el director de la escuela. También estaba Arturo Sanhueza, un abogado penalista que años atrás vio un caso de tráfico de drogas en un container. La gente de la universidad se la jugó por la calidad de los profesores. Fue injusto lo que le pasó, porque no era mala universidad".

Pamela Cousins, quien fue durante 11 años encargada de comunicaciones del Gobierno Regional en Arica y actualmente jefa de gabinete del senador José Durana, entró a estudiar periodismo en 1994. Desde pequeña le gustó esa carrera, pero el lugar más cercano donde se impartía era en Antofagasta y no estaba en condiciones de trasladarse.

"Con mis colegas siempre conversamos que las mejores herramientas de periodismo que adquirimos fueron en esa universidad: se hizo práctica, televisión, radio, había buenos profesores, por eso nos afectó mucho el cierre".

Mariela Lira Villalobos, entró en el '93 a estudiar Contabilidad y luego se cambió a Administración de Empresas en Finanzas hasta el cierre en el '97 y recuerda que como era pequeña era muy familiar.

"El trato era excelente, ningún reclamo contra la universidad, yo iba a la vespertina por que tenía una hija e iba a algunas clases con ella. Los que no lograron titularse allí lo pudieron hacer en la Arturo Prat".

Primeras caídas

Los estudiantes que entraron a Derecho con Mónica Mancilla, estudiaron todo el año 1990 y en 1991 se enteraron que la Contemporánea no tenían permiso para impartir esa carrera.

"No podemos quejarnos de la calidad académica, pero sí en el tema administrativo. El ministerio no les dio permiso de abrir la carrera de Derecho y se cerró no más. Muchos se fueron a universidades privadas a Santiago, pero otros no teníamos esa opción. La UTA después abrió Derecho, porque cachó que era un buen negocio, nosotros éramos más de 150 alumnos".

Mónica fue una de las estudiantes que demandó a la Universidad Contemporánea, ya que ofrecía una carrera no autorizada por el ministerio y eso les significó perder todo un año. Gracias a esta demanda pudo estudiar periodismo prácticamente gratis en 1992, cuando abrieron la carrera, pero solo hasta 1996.

Cierre

Hasta ese año, la Universidad Contemporánea fue objeto de visitas del Consejo Superior de Educación para evaluarla. En el proceso, constató varias deficiencias, por lo que acordó someter a "examinación" a todas las carreras que impartía la Universidad, proceso aplicado a la temporada de exámenes del primer semestre de 1996.

Esta examinación fue en 27 asignaturas de las carreras de Ingeniería Civil, Ingeniería Comercial, Contador Público y en Ingeniería de Ejecución en Administración de Empresas. Siendo desfavorable para la institución.

"Se observa que la Universidad presenta deficiencias importantes relacionadas con la calidad de la docencia y con la progresión de los estudiantes. El análisis de los programas de estudio de las asignaturas examinadas demostró la existencia de deficiencias graves tanto en la pertinencia como en la actualidad de los objetivos, contenidos y bibliografía de cada uno de los cursos", es parte de lo que se plasmó en el informe, el cual además menciona que en 18 de las 27 asignaturas examinadas, 50 por ciento o más de los alumnos reprobó la asignatura lo cual, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 41 de la LOCE, debe ser considerado como una examinación desfavorable.

Niletta Juica fue a la Cámara de Diputados a solicitar ayuda para salvar la Universidad, pero el Ministerio de Educación ya había tomado la determinación y no logró revertirla.

"Uno se da cuenta que esto obedece a una política, porque se cerraron muchas universidades regionales, una en La Serena, otra en Talca. Hubo una fuerte pelea por cerrar universidades regionales, presiones sociales", concluye.

Hoy, su última sede, en calle 18 de Septiembre, es utilizada por la Municipalidad de Arica y lo único que queda como testimonio de su existencia es el recuerdo de quienes pasaron por su aulas y 115 profesionales, con un título de una institución que ya no está.