Una verdadera experiencia sensorial fue la que se vivió en la primera jornada del II Concurso Sudamericano de Aceites de Oliva. Dieciseis catadores fueron los encargados de probar los 28 aceites que postularon al certamen, provenientes de Brasil, Perú, Argentina y Chile.

Se trató de una cata a ciegas, donde el olfato y el gusto cumplieron un rol fundamental. De esta manera, presentado en pequeños vasos, los expertos primero realizaron una impresión olfativa en el que se determinó el frutado. Posteriormente, lo probaron tanto a nivel de la garganta como en el retrogusto, de esta manera, se encontró el amargor y el picante de cada muestra sin saber su origen ni variedad.

"Hoy, en la segunda ronda elegiremos los mejores en las diferentes categorías. El sábado, en tanto, tendremos catas abiertas al público en el estadio Carlos Dittborn, además de preparaciones con diversos aceites y una ronda de aromas", explicó Roxana Gardilcic, presidenta de la Asociación de Olivicultores del Valle de Azapa (Asova), organizadora del concurso.

Chris Bustamante, perteneciente al panel del Consejo Olivícola Internacional (COI), explicó que en Chile no hay un número determinado de variedades de aceite. "Tenemos muchas otras que llegaron al concurso y que no se producen acá, por lo que hay bastante variedad para determinar su categoría y darle la importancia que puedan tener en esta competencia", dijo.