Duro golpe a la imagen turística
Más de 27 millones de personas viajan anualmente en cruceros alrededor del mundo de las cuales esta temporada 676 mil visitarán Chile en nueve puertos con 338 recaladas. Arica tendrá solo 8 llegadas de las quince registradas el año pasado y junto a Coquimbo son los únicos dos terminales marítimos del país que disminuyeron en comparación con Iquique, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, San Antonio, Puerto Montt, Chacabuco y Punta Arenas. Significará que el medio local dejará de percibir más de 500 millones de pesos considerando un gasto promedio de 80 dólares por persona de los 10.000 pasajeros menos. Esta triste realidad representa un duro golpe no solo a la actividad turística sino también a la imagen como destino porque la sostenida expansión de esta actividad constituía una enorme oportunidad para ir fortaleciendo nuevas inversiones pública y privada y de difusión a nivel mundial. Lamentablemente no todos los actores involucrados tomaron conciencia de la importancia de la llegada de cruceros y no asumieron el compromiso de robustecer la industria, sino por el contrario, al carecer de buenas prácticas en el cobro de tarifas, dejaron a Arica con los costos operacionales más elevados en relación con el resto de los puertos.
Para volver a recuperar esta enorme pérdida deberán esperarse mínimo tres temporadas más como ocurrió con la menor llegada de cruceros a nuestro país el 2012 por las altas tarifas aplicadas por el uso de balizas en el extremo sur, aranceles portuarios y la prohibición para abrir los casinos de juegos cuando navegaban por aguas territoriales chilenas.
Resulta doloroso ver puertos beneficiados con aumento de cruceros, pero con menor oferta de circuitos turísticos comparados con Arica que exhibe una variedad de diez excursiones regionales muy valorados por pasajeros con alto nivel de ingresos económicos. Ahora el desafío recae en quienes manejan la actividad con un cambio de estrategia en sus políticas tarifarias para revertir esta situación.