Incluso los equipos de visita lo critican Estadio Carlos Dittborn, el recinto bicentenario de la "cancha impresentable"
El mundialista ha pasado por proyectos de remodelación y modernizaciones, sin embargo su deterioro es notado desde lejos por sus usuarios y quienes lo mantienen, quedando como el "patito feo" de los recintos históricos del fútbol.
No fue hace mucho tiempo, tras el partido entre San Marcos de Arica y Rangers cuando el arquero y capitán del elenco talquino, Nicolás Peric, con la franqueza y locuacidad que lo caracteriza lanzó: "¡La cancha, ésta…. es impresentable!". El "Loco", como se le conoce en el mundo del fútbol fue más allá: "Que le arreglen la cancha a San Marcos y puedan mantenerse en la división".
Peric se encargó de revelar una de las debilidades que hoy presenta el Estadio Carlos Dittborn. Como uno de los recintos deportivos históricos de Chile, fue parte de la Red de Estadios Bicentenarios que desde el año 2008 fue desarrollada para que, junto a otros 8 estadios que incluyen el Regional de Antofagasta, el Municipal de Ovalle o el Luis Valenzuela de Copiapó, cumplieran estándares FIFA y contaran con infraestructura de primer nivel.
El recinto ariqueño conservó parte importante de su estructura original, es decir, se remodeló a partir de lo que existía, a diferencia de prácticamente todos los demás recintos que se hicieron desde cero. Eso, desde ya, marcó ciertas diferencias, más allá de otros problemas que hasta hoy presenta el coliseo deportivo, entre los que destaca el hecho de que las pantallas gigantes, que tienen todos los demás recintos de la red, no existen en Arica.
Recursos
La inversión del megaproyecto a nivel nacional fue cerca de los 250 millones de dólares, sin embargo el tiempo pasó y aunque hubo importantes inversiones, el mítico mundialista ariqueño no presenta la misma calidad de antes, cuando ya el desarrollo de otros bicentenarios dejaron atrás al creado originalmente por iniciativa de la Junta de Adelanto para el Mundial de 1962.
El proyecto en Arica contempló reparaciones estructurales para normalizar las graderías de hormigón armado, con el objetivo de dar cumplimiento a la Norma Sísmica Chilena; el cambio del sistema de iluminación de las cuatro torres; construcción de nuevos camarines, marcadores tipo pantalla LED, sistema de seguridad anti vandalismo, modernización y emplazamiento de una cancha con empastado natural, entre otros.
Las obras se realizaron en dos períodos: el primero correspondió a la utilización de recursos sectoriales IND Red Estadios y del FNDR por más de 6 mil millones de pesos, mientras que en la segunda etapa se utilizaron recursos del FNDR por $ 1.996 millones.
Sin embargo, el 4 de mayo de 2014 la Contraloría General de la República realizó un informe de seguimiento sobre el contrato para el "Mejoramiento del Estadio Carlos Dittborn, Etapa II" donde detalló observaciones sobre los trabajos entre los que se encontraban roturas en el muro de contención por el anclaje de los pilares metálicos del cierro perimetral, desnivel de las tapas de cámaras con respecto al radier de hormigón o graderías que no se encontraban fijadas a la losa, entre otros, detalles que posteriormente fueron subsanados, según un posterior informe realizado el 19 de noviembre de ese mismo año, también hecho por la Contraloría. Finalmente el 25 de enero de 2014 se realizaría la re inauguración del complejo.
Cómo está el recinto bicentenario
El reclamo del "Loco" Peric se transformó en una crítica que no se queda sólo en la cancha principal. Según Raúl Figueroa, técnico de los dos equipos femeninos de San Marcos, recurrentes usuarias del estadio, "uno de los problemas son los baños, porque no hay. Están hasta las 8 de la noche y después se cierran, la niñas no tienen dónde hacer sus necesidades", denuncia.
"No hay seguridad, entre la cancha 2 y la cancha 4, donde están las máquinas para hacer ejercicio está todo oscuro, no se ve nada. Cualquiera entra, porque las mallas están rotas y los camarines de los cadetes son una asquerosidad y si nosotros hacemos un partido ahí, no tenemos camarines ni para nosotros ni para la visita. Es por eso que nos vemos en la necesidad de jugar en otro estadio y ocupamos la cancha del Cerro La Cruz para jugar, ocupamos el estadio Canadela que tiene mejores camarines y hay mejor disponibilidad", explica Figueroa, respecto del Bicentenario.
Junto a las jugadoras del Bravo, el recinto es ocupado por las divisiones de cadetes de San Marcos, equipos infantiles, ligas de fútbol amateur, la Asociación de Rugby de Arica, clubes de atletismo y el público en general.
Es un recinto que pasa la mayor parte del tiempo abierto y que ha generado opiniones dispares en cuanto a quienes le dan uso, donde el mismo Figueroa opina que "el estadio no da la capacidad para todos los organismos que quieren ocuparlo, la mayoría de los estadios son destinados para el fútbol".
Hernán "Clavito" Godoy, actual DT de San Marcos, comentó, con su experiencia en los estadios del país que "en el norte es difícil mantener las canchas por la escasez de agua y es caro. Lo mismo sucede en Calama o en Iquique, hay que regarla, plantarle semillas y dejarla descansar, terminado el campeonato deberíamos parar y no prestarla a nadie".
En cuanto al recinto, opinó que "lo malo es que cuando lo remodelaron lo dejaron con menos capacidad, es incómodo para la gente pasar por los asientos".
Los costos y pérdidas
La mantención del estadio está en manos de la Municipalidad de Arica. Desde la Dirección de Desarrollo Comunitario, donde radica la oficina administradora de los recintos deportivos, indicaron que en el 2017 los gastos anuales fueron de 218 millones de pesos y ese año el estadio tuvo un ingreso de apenas 209 mil pesos, según informó su director, Edwin Briceño.
Mientras, San Marcos adeuda sobre los 205 millones de pesos por concepto de arriendo.
Otro de los estadios bicentenarios, el Regional Calvo y Bascuñán de Antofagasta, terminó siendo muy diferente a la realidad del Dittborn.
Manuel Donoso, gerente general de Club de Deportes Antofagasta, principal usuario del recinto, contó que "pagamos cuando el partido es de día 100 UTM y si es de noche 150 UTM, tenemos que dejar una boleta de garantía de 250 UTM por cada partido, es uno de los valores más altos de Chile, porque el mes de garantía son de 60 días, esa plata recién te la devuelve el municipio 60 días después del partido y son como $11 millones, por lo que debes tener 22 millones de pesos mensuales más o menos más los costos del partido. Por supuesto tiene temas pendientes, pero el estadio está en buenas condiciones para jugar partidos".
Cabe recordar que el recinto ahora tiene una capacidad de 21 mil espectadores.
El Carlos Dittborn tiene una capacidad de 9 mil espectadores y aunque en los últimos años rara vez se ha llenado, sus asistentes deben lidiar con daños que demandan constantes reparaciones y reposiciones de insumos, como robos de flexibles de baños, llaves angulares, W.C. completos, rejas de los exteriores del recinto, rayados de paredes del Estadio, entre otros.
Es el presente y por ahora, poco alentador futuro para un Estadio Bicentenario que se quedó lejos de los recintos más nuevos de la red.