Rodrigo Torres Quezada y sus cuentos implacables:
Chile no es Disneylandia
-¿Por qué contar cuentos de la gente que hace el aseo o trabaja en el banco?
-Porque yo mismo he tenido que trabajar en cosas de ese tipo:he sido cajero de supermercado, atendí call centers y tiendas en el mall.
Es la gente con que he tenido que relacionarme, Yo he estado frente a ellos. Son vidas aparentemente más básicas, vidas mínimas, pero que tienen mucha historia, conexión emocional y crítica.
Hay una cierta precisión sociológica y cultural ahí. Súmale que esa voz, ese ritmo, hace creíble lo que se está contando.
-¿Hay un boom del cuento en los nuevos narradores chilenos?
-El boom está enfocado en lo minimalista, en lo cotidiano, en lo mínimo, en las cosas más básicas de las personas. Por eso el cuento. La novela podría explayarse y tocar demasiados temas, darse vueltas.
A mí me gusta escribir novelas, pero me he sentido más cómodo con el cuento, porque es como la poesía:vas al hueso. Yo creo que por eso me gusta más el cuento, quiero contar algo, reflejar una emoción. Lo hago en un par de páginas, me sale y lo dejo allí.
-Este es tu tercer libro del año, ¿eres muy productivo o tenías material acumulado?
-Más que nada se dieron las coincidencias.
Desde el 2008 hasta el 2014 generé mucho material, mucho cuento, mucha novela, que probablemente nunca voy a publicar porque son historias muy adolescentes, que no están trabajadas.
De todo ese material escogí lo mejor y lo fui enviando. Y coincidió que este año se publicaron tres cosas de una vez. Por ejemplo "Filosofía Disney" pudo haber sido publicada el 2016, pero salió recién.