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La amiga del dolor que supo reinventarse

Ariqueña supera sus padecimientos y crisis de pánico confeccionando cuadros plásticos con diversos materiales y reciclando, dando forma a imágenes abstractas.
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Pedro Clemente G.

C uando se entra en un túnel, siempre aparece una luz que da esperanza y confianza que todavía hay mucho por vivir y luchar.

Y a pesar de las dificulates, dolores en el cuerpo y en el alma, se puede salir adelante.

Es el caso de Claudia Márquez Vera, una mujer de 53 años, casada, con cuatro hijos y tres nietos, que toda su vida la ha dedicado a hacer familia; a ser la madre presente, la esposa dedicada, con una existencia sin mayores tropiezos, eso sí no exenta de preocupaciones y pruebas.

Una de estas últimas ha sido el padecimiento de dos enfermedades silenciosas, solapadas y hasta invisibles para el resto que la percibe como una mujer común y de vida normal.

Sin embargo, la llamada "Crisis de Pánico" la ha acompañado por más de 15 años y que cuando se manifestó tendió a anularla y alejarla de todo su ambiente, pero su voluntad fue más fuerte y comenzó a combatirla hasta llegar a la convicción que era mejor "hacerse su amiga"; terapia personal que la ha hecho controlar síntomas y paliar en algo sus consecuencias.

Tal vez como derivación de la primera, el año pasado comenzó repentinamente a sentir intensos dolores en todo su cuerpo, abarcando musculatura, huesos, inflamación de tejidos, entre otros síntomas.

Es la denominada "Fibromialgia", enfermedad psicosomática que produce grandes alteraciones en la vida cotidiana, muchas veces invalidante e incluso poco comprendida por su entorno.

Al igual que la anterior, nuevamente aparece su tesón y fuerte voluntad, decidida a combatirla o mitigarla.

"Pienso que cuando se padece de este tipo de enfermedades -que atacan preferente a mujeres, en gran porcentaje- la primera reacción es decaernos y cuestionarnos, pero nuestra naturaleza de mujer, voluntariosa en esencia, nos debe dar la fuerza necesaria para superarnos y, con perseverancia se logra", expresa.

En esta oportunidad Claudia ocupa su mente en una actividad de plena creatividad: dar rienda suelta a su imaginación, y ello lo plasma en la elaboración de cuadros plásticos, en los que ocupa diversos materiales aplicados, madera, telas, pintura en aerosol, pintura acrílica, láminas de metal, relieves, adhesivos y reciclajes.

"Nunca he asistido a un curso o taller de pintura o de arte", confiesa.

Sólo que durante muchos años de su vida ha tenido una inclinación natural por valorar lo estético y apreciar lo bello de las formas.

Además, su cercanía con muchas personas del mundo del arte la han hecho descubrir y atesorar este especial mundo.

"Soy autodidacta, sólo me dejo llevar por mi imaginación bullente y comienzo a trabajar, plasmando en telas o marcos de madera o cualquier otro soporte lo que mi mente elabora", acota

Para ella esto ha sido una nueva terapia que encontró.

"Son imágenes abstractas, para nada figurativas, de caos y soledad y también de armonía y color, como mis pesadumbres; muchas veces producto de mis dolorosas noches de insomnio. Todos mis cuadros son distintos, al igual que mis padecimientos. Trabajo libremente en mi casa y con ello nuevamente me hago amiga del dolor".