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El peluquero que le hizo frente al parkinson para seguir con su oficio

Hernán Carvajal tiene 50 años en el rubro, viven la vida con entusiasmo, pero siente que le queda poco para su retiro.
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Tres espejos, un ventilador, y algunos sillones tipo vintage decoran la peluquería "Carvajal". Allí, su peluquero estrella y dueño, Hernán Carvajal Ávalos, conversa con sus coterráneos sobre algunos temas de actualidad. Y mientras la conversación se vuelve amena, irrumpe en la peluquería algún personaje para saludar a don Hernán. Es que sus 50 años en el oficio, le han dado el reconocimiento de sus clientes, quienes ven en él un ejemplo de perseverancia, ya que a pesar de sus 70 años y un parkinson que lo aqueja hace 5 años, sigue con su oficio de peluquero.

"No quiero ser lastimoso, solo quiero agradecer a toda la clientela que por años confió en mi trabajo. Pero también soy un agradecido de la vida que me dio 4 hijos, 7 nietos y el cariño de mi familia ", contó.

Hernán Carvajal Ávalos es descendiente de una familia de peluqueros ariqueños "Los Carvajal", por eso cuando tenía 20 años, dejó su natal Huasco para aprender el oficio en Arica.

"Empecé como ayudante de mi tío y él me enseñó todo sobre peluquería y barbería. Por eso después trabajé en las peluquerías El Bigote, Leiva y San Martín. Después me asocié con Manuel Cruz para comprar la San Martín y después me independicé", comentó.

Tras años de bonanza, don Hernán se trasladó a la que hoy es su actual peluquería. Allí atendió a varias generaciones.

"Aquí venía Alberto Loy, Jorge Torrejón, la familia Alvarado, Fernández, Benítez, Cortés, Uribe y tantas, que es bonito recordar aquellos años", aseguró desde su sillón.

En su viejo mesón, descansa una secadora de cabello Termozata Profesional de hace 40 años, una botella de Agua de Colonia y máquina manual para cortar cabello de los años 70. Elementos que aún atesora. Por otro lado las paredes están decoradas con diplomas, unos cuadros y una fotografía de su abuelo.

"Por mi enfermedad, solo atiendo a mi clientela. Pero en esta peluquería hay tiempo para todo, por eso se ha convertido en una especie de club social, porque pasan varios a saludarme y otros a conversar", confesó.