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Sebastián Jans: el líder masón hincha del Colo y Chico Trujillo

También de la educación. De mundo, el nuevo Gran Maestro de la Logia chilena hizo un alto en su agenda para recibir a La Estrella en un despacho del Club Central de Valparaíso. Mirada a la -para algunos- poderosa organización (secreta).
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Tiene 2,80 metros de alto. Imponente y con actitud, se erige sobre una columna de hormigón y mármol, elementos simbólicos de la masonería: es el monumento levantado en homenaje a Francisco Bilbao (1822-1865), líder del pensamiento liberal, fundador de la Sociedad de la Igualdad y prominente masón.

Al frente de esa figura en fierro fundido, en avenida Brasil N°1817 de Valparaíso, están siete de las logias que operan al interior de la tradicional fachada del Club Central de la Gran Logia.

No es del todo fácil entrar allí. Aún con los contactos adecuados se palpa cierto derecho de admisión.

Por los amplios pasillos, un desfile de hombres vestidos en impecables trajes negros, algunos de rígida corbata, otros de humita, deambulan de un lado para otro. Están en la antesala de una ceremonia privada de conmemoración (aniversario 108 de la respetable Logia Independencia Nº38). Murmullan, puertas adentro, acerca de la última revolución igualitaria y los derechos femeninos. Se aprecia cortesía en modales. Miradas curiosas. Puede que te topes con gente de despachos de abogados, empresarios, de medios de comunicación. Personas involucradas en cosas que definen cosas. Muchos, de poder.

Se calculan unos 13 mil masones en la Gran Logia de Chile (con la Logia Liberal se acrecientan en unos 17 mil). En Valparaíso, entre 600 y 700. Su cuna: en el Puerto fue fundada la Gran Logia de Chile el 24 de mayo de 1862, con el primer Gran Maestro. Eso sí, ya existían cuatro logias exclusivamente nacionales en idioma castellano: Unión Fraternal, dirigida por Manuel De Lima; y Progreso, por Blas Cuevas, ambas en Valparaíso. También las Aurora de Chile (Concepción), y la Orden y Libertad (Copiapó).

Hermandad a prueba

Hasta que de uno de los salones, palmoteado por sus "hermanos" -como se denominan-, de terno oscuro, camisa blanca y corbata en sobrio diseño con figuritas a tono con el azul de su vista, tras sus gafas, el entrevistado aplica paneo. Son las siete y media de la noche y afuera quedaron sus "hermanos". El nuevo (2018-2022) Gran Maestro de la Gran Logia de Chile (cargo ad honorem) se sienta mientras apoya firme sus manos sobre el escritorio. Toma la palabra. "En masonería lo que está prohibido definitivamente y categóricamente es el proselitismo religioso y el proselitismo político dentro de nuestras logias. Eso no significa que no se debatan estos temas desde su fundamento y que haya análisis sobre situaciones políticas".

Sebastián Jans Pérez, de 63 años, casado, dos hijos, oriundo de Temuco, llegó tarde a la masonería. A los 33 años -número clave en la institución-, y cuando se lo pidieron. "Yo no tenía antecedentes de mi familia o miembros de la orden. Pero sí mi padre tenía muchos amigos que eran masones. Me llamó la atención de ellos la capacidad de exponer, sus conocimientos. La cultura".

Jans saltó a la palestra nacional el 21 de abril de este año luego de imponerse con un 55% de las preferencias a Mario Cabezas y el candidato mediático Jaime Campos, el mismo ex ministro de Justicia de Bachelet que no le dio la firma al decreto respecto al cierre del penal Punta Peuco, horas antes de entregar mandato a Piñera. "Yo valoro mucho las convicciones del hermano Jaime Campos con quien competí. No tengo todos los antecedentes como para tener una opinión", dice Jans, administrador de empresas, escritor (historia y narrativa), liberal (partidario del matrimonio igualitario, "la ley lo debe acoger" y la eutanasia) y defensor de la educación pública. Atributos, en primera instancia, de chapa docta. Que proyecta y tiene.

En realidad, a sus adentros y ya más relajado de corbata, cohabita otro Sebastián Jans. Uno terrenal, cercano: hincha del 'Popular' que no pierde huella al Colo Colo, devoto de bandas como Chico Trujillo, Banda Conmoción e Inti Illimani.

Jans se anima: "Tengo las aficiones de todo hombre común: me gustan los boleros, la música mexicana, también la refinada, pero soy de ir al estadio. Mi esposa, Rosalía, le agrada lo que hago; mi familia, en general, me apoya".

Y ese apoyo es clave en su día a día. "El que refunfuña un poco es mi nieto Ignacio: él ha estado un poco perjudicado con esto". Y eso es la Logia. Su máxima: el compromiso.

REvelación en el Club

-¿Es la masonería una sociedad fraternal?

-(Asiente) Exactamente.

- Algunos los consideran como una secta. Al igual que otras sociedades secretas, ¿serían iniciáticas, graduales, ritualistas, simbólicas y herméticas?

- Lo que pasa es que la masonería… siempre explico yo que no tienen un propósito de secreto. Tenemos una casa en plena avenida Brasil, frente a dos monumentos importantes para nosotros. Por tanto, hay una presencia en la ciudad. Pero los aspectos ceremoniales son privados. Como es una organización que es iniciática, requiere aspectos que son propios para quien es iniciado. Hay que vivirlo. Está dirigida a procesos de la conciencia, donde lo emocional es importante. La percepción abstracta, por decirlo así, es muy relevante. Por tanto, eso es lo que se preserva en un sentido de discreción de vida de efectos íntimos más que personales.

- ¿En qué consisten estos rituales?

- Son procesos similares a las antiguas entidades iniciáticas: los pitagóricos, los órficos… en fin, hay una historia larga de organizaciones iniciáticas, de las cuales nosotros recogemos esa herencia.

Valores y grados

Esos valores a los que alude Jans son tres: ética (de la fraternidad), tolerancia y la filantropía. Valores que se adquieren a través de tres grados: aprendiz, compañero y maestro, para concluir con el grado 33. "Todas, etapas de construcción personal".

De acuerdo al Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, la educación es uno de los grandes temas de los masones, donde, a su juicio, las personas pueden construir su libertad de conciencia, con derecho a autodeterminarse y buscar la felicidad. "La única vez que la masonería ha tomado una opinión para incidir en la sociedad, fue cuando se debatió la Ley de Instrucción Primaria, en 1920. La masonería tomó el acuerdo de que eso era fundamental para los niños, el país".

- ¿Es la masonería machista y elitista?

- No, la masonería hay que vivirla en el género por los mismos procesos iniciáticos. A las hermanas de la logia femenina jamás se les ocurriría pensar que vamos a hacer una masonería en conjunto, porque entienden que los procesos iniciáticos tienen cierta condición. Tampoco somos elitistas. En la masonería, hay grandes personajes desde el punto de vista de la presencia nacional, pero hay grandes personajes desde la óptica moral. Muchos de origen bastante humilde.