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Investigación permitió encontrar la primera fotografía de la mítica "Negra Ester"

En su próximo libro, el director del Museo de San Antonio, José Luis Brito, dedica un capítulo completo a la musa inspiradora de Roberto Parra, la misma que dio origen a la obra teatral más famosa del país. Ahí el autor desmitifica varios hechos relativos a la vida y muerte de la mujer que encandiló a políticos, artistas y hasta un oficial de Ejército.
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José Luis Brito, el director del Museo de San Antonio (Musa), habla más pausado que de costumbre. Cada palabra la pronuncia con cuidado. Y tiene una poderosa razón para hacerlo. No quiere filtrar grandes detalles de lo que será uno de los capítulos más llamativos de su próximo libro "San Antonio, a 200 años de la Independencia: una exploración a su historia y geografía". Tiene claro que, seguramente, dará mucho de qué hablar.

La última parte de su investigación está centrada en la biografía de una mujer tan desconocida como interesante: Berta Ovando Rojas. El nombre con el que fue inscrita en el Registro Civil tal vez no diga mucho, pero su apodo de la "Negra Ester" la ha hecho conocida internacionalmente gracias a la obra que en 1988 estrenó en San Antonio el fallecido dramaturgo Andrés Pérez. En el exitoso montaje, basado en las décimas de Roberto Parra, ella es la protagonista.

"La investigación de nuestro museo, que demoró cerca de tres años, me llevó a derribar varios mitos que existen en torno a la vida y la muerte de Berta Ovando", afirma Brito, sentado en su oficina del moderno y amplio museo enclavado en la parta alta del cerro Cristo del Maipo, en el principal puerto de Chile.

La fotografía

Para su trabajo, el profesor e historiador recopiló una serie de documentos y entrevistó a una larga lista de personajes. La mayoría fueron adultos mayores que tuvieron algún contacto con la bella morena que no sólo encandiló a los clientes que llegaban al prostíbulo donde trabajaba, sino también a políticos, jueces, artistas e incluso a un coronel de Ejército, cuyos nombres Brito los reserva para su libro, que debería ver la luz, si consigue pronto los recursos para publicarlo, antes de fin de año.

"Uno de los datos más interesantes que pude conseguir con un familiar directo de Elena Ruiz Lizama, la popular 'Huasa Elena', que era una de las principales amigas de la "Negra Ester" y regenta del cabaret donde trabajaba, es una de las pocas fotografías que existen de ella, cuando tenía un poco más de cuarenta años", desclasifica Brito, quien cedió dicha imagen en blanco y negro para esta nota.

En ella se aprecia a una Berta Ovando impecable y sensual. Luce un elegante peinado, un collar y una blusa o vestido de hombros descubiertos. Su apariencia, al menos en la fotografía, dista mucho del estereotipo de una prostituta. "Todas las personas entrevistadas la describen como una mujer muy trabajadora y de buen trato. Durante el día nadie sabía quién era y por las noches ella se transformaba", apunta el investigador.

Su aspecto físico y su fino rostro, con un diminuto lunar en su nariz, no dejaban de impresionar a los hombres de la época. "Hay una frase que alguna vez le dijo la 'Huasa Elena' y que refleja todo su potencial para el mundo de la noche: 'estás sentada en un trasero y cerro de plata'", cuenta Brito.

A San Antonio

De acuerdo a los antecedentes recopilados por el director del Musa, la ahora popular "Negra Ester" llegó al mundo el 19 de junio de 1917 en la nortina ciudad de Iquique. En plena adolescencia se trasladó a San Antonio junto a su madre buscando una mejor calidad de vida. Ambas habrían trabajado, en un principio, en labores de aseo y mantenimiento de casas particulares de la ciudad y del cabaret Luces del Puerto.

Un certificado de matrimonio del Registro Civil al que tuvo acceso el autor del libro, señala que Berta Ovando se casó el 27 de agosto de 1975 con Manuel de la Cruz Cerda Bustamante, un zapatero del cerro Arena. "No sabemos el porqué, pero su matrimonio duró muy poco. Se separó e independizó al poco tiempo".

"No está claro cuándo exactamente comienza a ejercer la prostitución, pero sí sabemos que no lo hizo por mucho tiempo y que Roberto Parra no fue uno de sus grandes amores", afirma Brito. Además, asegura que su interés por investigar la vida de la morena se remonta a 1988, cuando quedó deslumbrado con el debut de la obra "La Negra Ester" en el paseo Bellamar de San Antonio, específicamente en el lugar donde hoy está el mall. "El montaje con los personajes originales fue excepcional. Me enamoré de la obra, porque me llamó la atención el trasfondo histórico, más allá de Roberto Parra. Después la vi muchas veces en diferentes lugares, pero ya no era la misma", opina.

Pasaron 11 años hasta cuando en 1999 Brito decidió ir al cementerio Parroquial de San Antonio en busca de su rastro. El administrador de aquella época le dijo que sólo podía revelarle dónde se encontraba su tumba si obtenía una autorización firmada por algún familiar directo. Obviamente nunca la pudo conseguir. Berta Ovando no había tenido hijos y sobre sus parientes cercanos casi no existe información.

En 2014 volvió a la carga. Esta vez el administrador del camposanto era un antiguo amigo suyo del colegio. Él le confirmó que la mujer había sido sepultada allí y le enseñó el lugar exacto donde está la sepultura. "Eso fue una sorpresa grande, porque constaté que su cadáver no estaba en un nicho cualquiera, sino en un antiguo mausoleo, que aparentemente fue mandado a construir por la "Huasa Elena" y un conjunto de amigos adinerados para dar cristiana sepultura a sus ex trabajadoras más cercanas. De hecho, en el lugar descansan mayoritariamente mujeres".

Muerte solitaria

Uno de los mitos que aclara el historiador en su trabajo es que la "Negra Ester" trabajó exclusivamente en el mítico cabaret Luces del Puerto, uno de los más famosos del barrio rojo de San Antonio en los tiempos en que la bohemia vivía su mayor auge en el puerto. "Era un local más elegante, de más alcurnia comparado con el resto de los cabarets que había en el centro de la ciudad, varios de los cuales también pertenecían a la 'Huasa Elena'".

Hay otro antecedente que la biografía despejará de forma categórica: "Berta Ovando no murió en San Antonio, sino en Llolleo", localidad que, en todo caso, forma parte de la misma comuna.

La información de Brito apunta a que la mujer contrajo tuberculosis, una de las enfermedades más graves del siglo pasado. "La patología la llevó a aislarse en una casa del cerro Arena y producto de los dolores que sentía, empezó a comer muy poco. Sus conocidos y amigos comenzaron a alejarse porque obviamente no querían contagiarse la enfermedad".

Una de las pocas personas que mantenía contacto con ella era su antigua amiga y ex jefa la "Huasa Elena", quien al verla sola, desnutrida y empobrecida decidió llevársela a su propia casa en Llolleo, cuya ubicación exacta Brito revela en su libro. "Cuando desaparece de la casa del cerro Arena muchos la dan por muerta, pero entrevisté a personas que aseguran que murió un año después".

Ahí habría pasado sus últimos meses. Su certificado de defunción señala que falleció el 16 de mayo de 1991 -después del debut de la obra-, pero Brito asevera que murió al menos dos días antes en su cama de la pieza de Llolleo. Nadie se había dado cuenta de su deceso. "Tenía 73 años y tuvo una muerte terrible, porque falleció prácticamente en los huesos y sola.