Desde el año 2008 que el Monitor Global de Emprendimiento o Global Entrepreneurship Monitor Chile (GEM-Chile), viene analizando la evolución de las ideas y proyectos individuales en el país. La última entrega del estudio, muestra que el emprendimiento femenino en Chile presenta un crecimiento sostenido desde que se realizan los análisis.

Las iniciativas emprendedoras de mujeres en etapas iniciales pasaron de un 10% en 2008 a un 20% en 2016, lo que habla de un avance importante en la visión, voluntad e independencia femenina a la hora de proponer ideas para su desarrollo personal y el de su entorno.

Desde el GEM-Chile se reconoce que el emprendimiento en sus primeras etapas puede responder a oportunidades, pero también a necesidades, lo que puede dar cuenta de una escasa capacidad de que las mujeres, en este caso, se estén incorporando al mundo laboral.

En el caso de Arica y Parinacota, los resultados que entrega el monitor de emprendimiento muestran que el emprendimiento masculino sigue superando al femenino. Para ponerlo en un contexto, la participación de género en el emprendimiento en los países de la Ocde es del 13% en el caso de los hombres, y del 8% en el de las mujeres, como promedio.

En Chile, el promedio de participación alcanza el 28% en el caso de los hombres y de 20% en las mujeres. Y a nivel regional, de acuerdo a GEM-Chile, la participación de emprendimiento en etapas iniciales masculina llega al 31%, por sobre la media nacional, lo mismo que la femenina, que alcanza el 21%.

Siempre existen múltiples explicaciones. En "El mercurio, Francisca Valdés, directora ejecutiva de Mujeres Empresarias (ME), opina que a pesar de que la actividad femenina venía en alza en la última década, la inmovilización en los últimos dos años "se debe al estancamiento de la economía del país, ya que hubo mucha incertidumbre y bajo crecimiento, lo que no ayuda a arriesgarse a la idea de emprender e invertir".

Sin embargo, también se puede hablar del optimismo y las oportunidades que se han ido abriendo especialmente en nuestra región, en el último año.

Las Chimbas fue el primer asentamiento humano de Arica hace más de 10 mil años. Sus primeros habitantes los camanchacos y chinchorros la habitaron entre calle 18 de Septiembre y la ribera sur del río San José. Son 10 mil años de historia y no existe ninguna referencia turística en el lugar. En 1604 un terremoto y tsunami devastó la villa motivando su desplazamiento hasta los faldeos del Morro.

Existen dos mapas de Arica uno de 1668 de autor desconocido y un levantamiento cartográfico de 1713 de Luis Amadeo Francisco Frezier, explorador, geógrafo y naturalista francés, quién en misión de espionaje recorrió la costa central del Pacífico para ubicar las defensas españolas. En ambos figuran los trazados de las mismas calles existente hasta hoy en el área comprendida por 21 de mayo, Baquedano, Sotomayor y Patricio Lynch. Sin embargo, tampoco en ningún punto del casco antiguo existe una reseña turística para poner en valor y difundir este importante patrimonio con 414 años de vida. En 1868 un nuevo sismo y tsunami destruyó la ciudad y se volvió a levantar conservando sus manzanas donde surgieron los edificios de la aduana, gobernación provincial, correos y la iglesia Catedral todas obras de Eiffel.

Preocupa el poco interés por restaurar los frontis de viviendas diseminadas en ese sector la mayoría con más de cien años de narrativa. Duele ser testigos de su degradación porque a pesar de tratarse de un patrimonio arquitectónico en una ciudad de tipo medio no se le asigna la importancia para someterla a un proceso de recuperación para la vida ciudadana, hacer más atractivo los tours de caminatas y evitar este aislamiento teórico al quedar marginado de los nuevos centros de atracción urbanos aparecidos este último tiempo.

Esta crisis de planteamientos urbanísticos debe desembocar en preparar un futuro cuantificado de previsiones y asignaciones para sustentar y proteger el ordenamiento de este espacio con regulaciones para evitar la desaparición del casco fundacional de Arica.