Confeccionar bolsas de tela es ahora su pasión
Para la microempresaria, la venta de sus productos además contribuye al cuidado medioambiental. Una actividad que empezó por necesidad y en forma autodidacta
Jeanettee Valdés es la mujer ambientalista, que a sus 65 años se ha dedicado a la confección de bolsas de tela, para que sus clientes puedan guardar los productos adquiridos en los súper mercados y así apoyar el proyecto en el que se prohibe la entrega de bolsas plásticas en los comercios del país.
A sus mas de seis décadas de vida, Valdés aseguró estar cansada y con una enfermedad que le dificulta ejercer varios trabajos, cosa que ha logrado dejar aun lado, gracias a su nuevo oficio como costurera y comerciante de bolsas de tela.
"Hace dos años empecé a tener problemas en mi oído derecho tras una enfermedad que me dio y eso me dificultó hacer otro tipo de trabajo, así que preferí dedicarme a la costura y vender lo que hago".
Gracias al apoyo adquirido a través de un proyecto de Fosis, la comerciante comentó haber adquirido su primera máquina de coser y así impulsar su negocio.
"Yo no sabía nada de costura, pero me dediqué a aprender por mí misma. Empece a buscar delantales, poleras y hasta pantalones si era posible y los desarmaba para ver su molde y luego yo misma los iba cociendo y así aprendí a hacer todo lo que tengo a la venta", dijo.
Bolsas con flores, variedad en colores, grandes, pequeñas y precios que se adaptan al bolsillo de sus clientes, terminan siendo los puntos claves que le han dado un buen reconocimiento a esta emprendedora.
"Desde que decidí aprender a coser me dedique a hacer bolsistas de tela, unas para el pan y otras para la mercadería, pero ahora que en Chile impulsan el proyecto que prohibe que den bolsas en los comercios, es que han mejorado mis ventas y termino entregando unas 20 o 30 bolsistas cada sábado y domingo que trabajo en la entrada del Lider desde hace 8 meses".
Aunque no ha sido nada fácil para Jeanettee el tener que lidiar con su enfermedad y su pasión por la costura, dice que ha terminado viendo los frutos de sus sacrificios.
"Lo mejor es que desaparezcan totalmente las bolsitas de plástico, que tanto daño le hace al ambiente, y más cuando las lanzan al mar. Creo que vale la pena pagar mil pesos por una de estas lindas bolsas de tela que hago y así contribuimos a mejorar nuestro ambiente y no seguir destruyéndonos", agregó.
Desde $1000 y hasta 3000 mil pesos termina Valdés vendiendo cada prenda que confecciona con diseños únicos y exclusivos desde su lugar de residencia, donde además, espera seguir mejorando y entregándole mayor variedad de artículos a sus clientes en el que se mantenga su lema "comprando una bolsa contribuimos al ambiente".
Aunque también consideró que no existe un limite, mientras tenga vida, de seguir trabajando con la venta de sus productos, sí aseguró que gracias a este nuevo oficio que ha mantenido desde hace unos años, ha logrado olvidarse de su enfermedad, sus problemas y hasta parte de su historia de vida.
"He pasado por cosas terribles, he llorado y sufrido mucho, pero desde que empece con este oficio me he olvidado de eso y ahora estoy mas bien feliz, porque tengo muchas telas con las que puedo confeccionar cosas aún más bonitas", agregó.