Secciones

En este jardín la biodanza y la relajación son parte del aprendizaje

En Semillitas, de la Junji, las técnicas alternativas ayudan a los pequeños a canalizar sus emociones.
E-mail Compartir

La música andina se escucha fuerte a través de un parlante en una de las salas del jardín infantil Semillitas. Entonces, las educadoras se acercan con una canastita llena de pañuelos y cintas de colores al centro del espacio. Cada niño elige lo que más le gusta y comienzan a bailar.

En otro lugar del establecimiento, la música de relajación invita a meditar. En un círculo, en el que los párvulos tomados de las manos siguen las instrucciones de sus tías, comienza la elongación. Cuello, tronco, extremidades... todo el cuerpo se relaja.

Semillitas, de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji) ha sumado al aprendizaje de sus estudiantes, la danza, la meditación, el yoga, el tai- chi y el reiki como parte del quehacer diario.

Con estas técnicas, los pequeños han conseguido canalizar emociones, al tiempo que interactúan con sus pares, siempre bajo la mirada atenta de sus educadoras.

Biodanza

Macarena Helena, subdirectora del jardín, comentó que desde el año 2015 se implementa la biodanza como técnica para trabajar con los párvulos.

"Se trata de la expresión artística libre a través de la música. Hacemos un trabajo diario con los niños pues hay momentos de actividades planificadas y en los otros, trabajamos en la biodanza", contó.

Para bailar, los pequeños cuentan con implementos diversos como cintas, aros, globos, pañuelos y pelotas. En cuanto a la música, los ritmos también son variados, desde clásica hasta folclórica. Eso sí, nada de reguetón.

"Una como educadora intenciona lo que quiere hacer en ese momento, si es que se busca bajar las revoluciones, como se dice, o bien, animarlos. La idea es que se conecten con ellos mismos y puedan ser capaces de expresar sus emociones a través de la música", comentó Helena.

En esta danzaterapia participan todos los niveles, desde la sala cuna hasta los que son un poco más grandes. "A través de esta técnica, canalizan sus energías y aprenden a expresarse libremente, pues todos los niños pueden participar de la biodanza. Tenemos un sello inclusivo como jardín, así que a través de la música y el baile se logra la inclusión".

Para hacer aún más entretenido el espacio de baile, las tías decidieron un día poner papeles en el suelo y recipientes con pintura. Los pequeños ponían sus pies en los colores para después dejarlos marcados en el piso mientras bailaban al ritmo de la música clásica. "Fue una experiencia muy entretrenida y ellos estaban felices porque marcaban sus pies. La sensación de la música y la pintura hizo de la práctica algo muy bonito", destacó la educadora.

Helena contó que a ningún niño se le obliga a participar y ha sucedido que a veces, alguno no quiere sumarse a la práctica, ya sea por timidez o por falta de ganas. "En esos casos los dejamos. Aunque igual después terminan integrándose al grupo", dijo.

Ommmmm

También en el jardín han impulsado técnicas de respiración y relajación con los párvulos. Para ello, las tías se capacitaron en yoga, tai- chi y reiki. "Pensamos de igual manera en el personal de aula que tiene un trabajo estresante, por lo que es necesario canalizar energías y por supuesto, traspasársela a los chicos", concluyó.