Las Cruces de Mayo: una tradición viva
En los valles de Arica y poblados de Parinacota, los cerros se visten de papeles de colores y velas para acompañar a las cruces, en festejos con picantes, kalapurcas, cantos y lakitas.
Llegó mayo y con ello, el inicio de los preparativos para celebrar a la Cruz de Mayo, festividad que se remonta a la época de la conquista española. Hoy, esta tradición ha perdurado con toques culturales de cada pueblo, por eso hay cruces de familias aymaras y afrodescendientes, quienes han mantenido esta tradición en los diferentes valles y comunidades del altiplano.
Sin embargo el lugar donde cada año se congregan las familias para recibir la bendición de sus cruces, es la Iglesia de San Miguel de Azapa, donde el cura Teodoro Mamani se encarga de bendecir a cada una, tras una solemne misa, donde más de 300 personas entonan cánticos a la sagrada Cruz de Mayo.
Esta fiesta de reencuentro familiar está destinada a celebrar las cosechas, una tradición ancestral que fue traspasada de generación en generación, donde cada familia se convierte en mayordomos de sus respectivas cruces.
"Esta es una fiesta maravillosa, llena de raíces e historia, donde las personas llegan con 72 cruces de diferentes pueblos de la comuna y de la región. Es una invitación a mirar la espiritualidad propia de nuestra tierra", expresó el alcalde de Arica, Gerardo Espíndola Rojas.
A esta celebración también se unió el Liceo Agrícola José Abelardo Núñez, el único liceo que mantiene viva esta tradición entre sus alumnos hace 20 años.
"Cada año la Cruz descansa en la entrada de nuestro establecimiento, después en Mayo se baja para recibir la bendición y comenzar con los festejos, los que culminarán el 30 de mayo" contó Rubén Arredondo, director del Liceo Agrícola.
Tras recibir la bendición, la comunidad escolar compartió una picantada con los asistentes, una tradición que une a la comunidad azapeña año tras año.
Por otro lado, esta festividad también brilla con luz propia en los pueblos andinos, donde los mayordomos y alférez organizan actos religiosos y actividades comunitarias en torno a las cruces de los cerros sagrados y apachetas, acompañado de música y danzas tradicionales.
"La fiesta de las Cruces es una celebración muy típica de la gente adulta; nosotros somos una de las parejas más jóvenes que adquirió el compromiso con el apoyo y ayuda de la familia", dijo Bárbara Saavedra junto a José Monárdez, quienes son mayordomos de la Cruz de Yapabelina de Socoroma. Allí el gestor cultural, Rodomiro Huanca, hace clases de guitarra para que no se pierdan los cánticos tradicionales.
En resguardo de este patrimonio vivo, el gobernador de Parinacota, Marcelo Zara, manifestó su alegría en torno a una festividad tan propia de los pueblos andinos.
Luego de los actos religiosos y los festejos, la celebración finaliza con la entrega de la mayordomía hasta el próximo año, cuando nuevamente comiencen a repicar las campanas que dan inicio a la celebración de la "Fiesta de la Cruz de Mayo" .