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Corte: asaltantes de botillería deberán pasar 6 y 7 años en la cárcel

Corte rechazó el recurso de nulidad del juicio de los delincuentes que robaron y golpearon a dos personas.
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Apesar de que la defensa insistió, la Corte de Apelaciones de Arica rechazó los recursos de nulidad presentados y confirmó la sentencia que condenó a Franco Luchino Collao Castillo y Juan Luis Yáñez Pinto a las penas efectivas de 7 y 6 años de cárcel, respectivamente, tras el asalto perpetrado a la botillería Cuba Libre, donde dejaron heridas a dos personas al interior del local comercial de Chacabuco con Silva Arriagada.

En fallo unánime, la Primera Sala del tribunal de alzada rechazó las acciones judiciales que pretendían la nulidad del juicio oral y de la sentencia dictada por el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal Arica, el 16 de febrero.

Lo patean en el suelo

Según lo relatado en el mismo proceso judicial, todo se remonta a agosto del año pasado, cuando en la madrugada del viernes 11, los dos sujetos llegaron al recinto comercial junto a dos menores y un tercero no identificado, cogiendo distintas bebidas alcohólicas.

Ya al momento de ser requerido el pago por parte del dueño, los delincuentes se alteraron, golpeándolo a él y a otra persona, para luego abalanzarse con puñetazos y patadas sobre ambas víctimas, dejando con una herida cortante en la región craneal a uno de ellos y al otro con hematomas, huyendo con las botellas en su poder.

Según el fallo emanado por la Corte de Apelaciones, se confirma la sentencia "evidenciando que los jueces efectuaron una exposición clara, lógica y completa de cada uno de los hechos y circunstancias que se dieron por probados, esto es, la existencia del delito, su configuración y la participación que en él le cupo a ambos condenados".

Cultura milenaria salvó de la condena a agricultor detenido con charqui

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Absuelto del delito de contrabando de carne de camélido supuestamente ingresada ilegalmente a Chile, quedó el agricultor Eleuterio Flores Chura, detenido por Carabineros al ser fiscalizado por Aduanas, cuando mantenía el producto en su poder.

Todo se originó, según las palabras del mismo, cuando "subí con dos de mis hijos a Visviri y de ahí a mi estancia en Curco para faenar carne para mi familia. La policía me alcanzó entre la carretera y Sica Sica. No me preguntaron nada, me bajaron a la fuerza, me tiraron al suelo y pusieron sus pies en mi hombro".

Pero fue tras los argumentos del defensor local jefe de la Oficina Aymara e Indígena, Rodrigo Torres, que el agricultor pudo respirar profundo. "Nunca hubo ingreso de mercadería desde el extranjero. Mi representado es dueño de una estancia en la frontera donde faenan carne que luego traen a su familia en Arica. El faenamiento de carne es una práctica cultural ancestral y el vehículo en que la transportaba era de su propiedad", dijo el abogado.