Futuros antropólogos se lucieron con mechoneo cultural en onda carnavalera
Banda de bronce y comparsas los hicieron bailar por la Universidad de Tarapacá.
Mientras los estudiantes de primer año de derecho eran despojados de sus ropas, les pintaban la cara y los mandaban a pedir dinero a la calle, los estudiantes de antropología bailaban al ritmo del tinkus, el toba, el caporal y el tumbe.
Dos escenarios muy diferentes para estudiantes de la misma generación en la misma universidad. Y es que se ha vuelto una tradición para los jóvenes que cursan antropología hacer un mechoneo no violento y con elementos de las culturas que están presentes en la región.
Miedo y sorpresa
Desde el aulario 204 los estudiantes de segundo año de antropología irrumpieron en la clase de los de primero, vendándoles los ojos para hacerles creer que les esperaba lo peor.
Los llenaron de harina, serpentinas, espuma y les hicieron tomar cocoroco, uno de los tragos tradicionales de la ceremonia de la pawa.
Con los ojos vendados los pasearon por diferentes lugares del campus Saucache de la Universidad de Tarapacá, asustándolos y haciéndoles creer que tendrían que pasar por piscinas de basura y que les cortarían el pelo. Sin embargo, una vez terminado el paseo y al quitarles las vendas, los estudiantes de primer año se dieron cuenta que era otro tipo de mechoneo.
Frente a sus ojos había una banda de bronce con un grupo de tinkus que los hicieron bailar. Esta verdadera fiesta siguió con tobas, caporales y afro.
Mechoneo cultural
La estudiante de segundo año de antropología, Patricia Hernández, explicó que tomaron elementos del carnaval andino que se hace en Arica y de los carnavales tradicionales que se hacen en el altiplano.
"Es parte de nuestra esencia como carrera porque somos una carrera que se especializa en las sociedades y las culturas. Nuestra idea como antiguos mechones es darle la bienvenida a los nuevos estudiantes de una forma en que se sientan bien, que no sea vejatorio como las otras carreras. Nosotros los hacemos bailar y les tiramos chaya".
La joven y el resto de sus compañeros cree que hay mechoneos donde "se pasan de la raya, los obligan a hacer cosas que a veces no quieren. Estamos en contra de eso porque encontramos que no corresponde".
Patricia agregó que le gustaría que la Universidad apoyara este tipo de iniciativas, ya que ellos de su bolsillo pagaron la banda y organizaron la venida de los bailarines.