Buenas prácticas
Por "buena práctica municipal" se entiende a aquellas experiencias o prácticas que para solucionar un problema o satisfacer una demanda social, utilizan métodos o mecanismos adecuados y pertinentes que superan los resultados alcanzados por municipios de similares características ante un mismo problema, por lo que se constituyen temporalmente en paradigmas, cuya mayor replicabilidad estará dada mientras sea menor el número o porcentaje de circunstancias determinantes demasiado específicas, es decir, acorde al contexto local.
No pueden existir "buenas prácticas" en abstracto, por un sentimiento subjetivo de sus autoridades, comunidad, o algún actor interesado, personal o institucional. Algunos de los criterios que deben ser considerados son los siguientes: eficacia, o que resuelva un problema o atienda demandas sociales; eficiencia, o que incremente u optimice recursos de cualquier tipo; perdurabilidad, o que haya estado en funcionamiento durante un tiempo determinado; participación, o que involucre el concurso de la mayor cantidad de actores locales en condiciones de aportar y contribuir; respeto por los profesionales y técnicos que saben hacer bien su trabajo; innovación, para lo que debe hacer uso de nuevas formas o mecanismos en la solución del problema; replicabilidad, o que sea susceptible de repetirse en situación y condiciones parecidas; impacto, o que demuestre que la práctica produce, aquí y ahora, mejoras tangibles en las condiciones de vida de las personas en cualquiera de las esferas temáticas de atribución municipal, y no esperanzas en cambios futuros o hipotéticos, por muy bien intencionados que suenen, pero que en la práctica solo quedan como buenas intenciones rodeadas de malas prácticas.