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Alegrías y sinsabores de las damitas más queridas del hospital

Treinta son las Damas de Rojo que actualmente hay en Arica y la más antigua posee más de 40 años de servicio. Esperan que la comunidad aporte en la próxima colecta nacional.
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Cariñosamente los pacientes y funcionarios del hospital Juan Noé las llaman "las damitas". Las voluntarias, vestidas de rojo impecable y con una sonrisa en el rostro, se dividen los turnos para asistir a quienes están hospitalizados.

Dicen que una vez que se ponen el uniforme, nunca más se lo sacan. Dicen también que el servir a otros enamora y que una Dama de Rojo "tiene prohibido llorar frente a un paciente".

Y es que además de entregar apoyo en ropa y útiles de aseo a quienes están en el recinto hospitalario, las damitas están para contener y apoyar a enfermos y familiares.

"Afecta, obvio que afecta. La indolencia de algunos que abandonan a sus enfermos es lo que más nos duele. Pero ahí está nuestra propia familia, para contenernos cuando llegamos a casa", cuentan Eva Bascur e Inés Bermejo.

Al comenzar el recorrido por las diferentes salas, los pacientes se alegran de verlas. "¡Llegaron las damitas!" exclaman.

"Uno se involucra con ellos y con sus historias. Nos gustaría hacer mucho más, pero los recursos son escasos", comenta Eva.

Y con recursos se refiere no sólo a lo económico, ya que el voluntariado de las Damas de Rojo no recibe apoyo de ninguna institución y solamente cuentan con lo que logran recolectar en la colecta nacional que se realiza una vez al año. Las damas también necesitan más manos en un lugar donde siempre hay algo que hacer.

"Entré a este voluntariado hace 20 años y éramos cerca de 80. Ahora somos 30 mujeres activas las que dedicamos tiempo exclusivo para ayudar a otros", rememora Ana Panta.

De celebraciones y tiempos modernos

El voluntariado apoya la labor hospitalaria en turnos, los que se dividen en mañana y tarde.

Durante tres o cuatro horas las damitas se posicionan en la recepción del hospital, por el sector de visitas y atienden a quien las necesite. También recorren las diversas salas, labor que no descansa en festividades como el Día de la Madre, el Padre o el Niño, Fiestas Patrias o Navidad. Porque los enfermos también tienen derecho a un regalito.

"Nos agradecen tanto... esa es la mejor recompensa. Hay personas de calle que después, cuando se les da el alta, nos ven y nos dicen 'gracias damitas porque ustedes me ayudaron'. Eso compensa todo", comentan.

Las mujeres también celebran su aniversario (llevan 44 años desde su creación) con elección de reina incluida. Ahí, unidas, se dan el tiempo para pasarlo bien y compartir. Aunque cuando hay que despedir a las más antiguas porque parten de este mundo, el dolor también las une.

"Antes se compartía mucho más, celebrábamos más. Hoy en día el tiempo es un bien escaso", recuerda Ana.

La voluntaria comenta que actualmente las personas no se interesan mayormente por ser voluntarias. "Preguntan cuánto se paga y cuando saben que se trata de algo sin remuneración, las interesadas desisten", reconocen.

Pero esto no las desmoraliza. Al contrario, les da más fuerza para continuar trabajando. El próximo 23 realizarán la colecta anual en la que esperan que los ariqueños puedan aportar con su granito de arena a las damitas más queridas del hospital.