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El ex minero que ahora saca de la tierra betarragas gigantes

Mario Cárdenas se crió en el campo y hace unos años decidió volver a trabajar en este, debido a un accidente automovilístico que lo tuvo grave y en coma por 20 días. Hoy está feliz cultivando la tierra.
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Un accidente llevó de vuelta a sus orígenes a Mario Cárdenas Quiroz (59), un agricultor originario de Lo Zárate que cultiva betarragas "gigantes" en un fundo de Santo Domingo.

Hasta el 2012 Cárdenas trabajaba en las empresas mineras, lo que le permitía tener un buen pasar económico, hasta que un día de febrero de ese año le cambió abruptamente la vida.

"Estaba con mis días libres y me dirigía en mi camioneta por la caletera a visitar a mi hermana a Leyda, cuando de pronto perdí el control del vehículo y me volqué", cuenta.

El hecho ocurrió a las 9 de la mañana del domingo 26 de diciembre y al otro día fue portada del Diario El Líder, debido a lo impactante que fue su rescate. Cárdenas había caído por un barranco de 15 metros y tuvieron que rescatarlo entre los fierros torcidos.

Tras el accidente, estuvo durante 20 días en coma inducido. Cuando volvió en sí, no entendía qué había ocurrido.

-¿Cómo fue despertar del coma?

-Fue complicado, uno no sabe nada cuando está en coma, uno piensa que ya no está existiendo. Los familiares y amigos iban a verme, según me contaron, pero no tuve idea de eso. Cuando uno se despierta viene la recuperación, pero también viene el impacto, si el vehículo quedó bueno para nada, no sirvió de nada la inversión que había hecho.

Tras algunos meses de recuperación, tuvo un breve retorno a la minería, donde había laborado durante ocho años y en distintas ciudades, como Antofagasta y Los Andes.

"La Isapre me hizo volver muy rápido a la pega. Debí estar mínimo dos años recuperándome, pero a los seis meses ya había vuelto y no alcancé a recuperarme bien. Yo trabajaba en altura y el accidente me provocó dificultades para estar en altura, debido a que la presión del cinturón me quebró costillas y eso me afectaba para respirar, por lo que tuve que tirar licencias. Y, como usted sabe, la minera sigue funcionando y no lo esperan a uno", señala.

Tras esto, comenzó un periodo de inestabilidad laboral. "Tiré varios curriculum, pero por mis antecedentes médicos y por mi edad no encontraba nada. Había quedado cero peso, desfinanciado por los gastos médicos y tuve que volver a esto", dice señalando su plantación.

De vuelta a la tierra

A causa del trágico hecho, Cárdenas regresó a trabajar la tierra, como cuando era niño.

"Mis papás eran agricultores, por lo que desde niño trabajé en la agricultura. Vivíamos en Lo Zárate y mis seis hermanos y yo teníamos que ayudar. Cuando nosotros éramos niños teníamos pocas posibilidades de estudio, por lo que teníamos que dedicarnos de jóvenes a trabajar", indica.

A sus 14 años se dedicaba exclusivamente a sus labores en el campo, como ayudante de sus papás. "Por lo general, toda la familia trabajaba para la casa, porque en esos años no se podía trabajar en invierno y había que guardar el poroto, la papa, el maíz y la harina", afirma.

-¿Y usted iba a la escuela además?

-Fui a la escuela hasta cuando pude, hasta cuando me dio el cuero a mí y a mis viejos, porque en esos tiempos la obligación no era estudiar sino trabajar, porque había que sobrevivir. Casi nadie sacaba sus estudios en esa época.

Hace tres años el agricultor, quien aún vive en Lo Zárate, instaló su chacra en el fundo La Boca de Santo Domingo, motivado no sólo por razones económicas sino también por cuidar su salud.

"Mi vida ha sido puro trabajo y como no tuve una profesión uno tiene que trabajar en lo que venga. Ahora estoy en esto y creo que me voy a quedar acá, el clima es muy bueno acá, hago cuenta que estoy en la playa jajaja. Además, me permite respirar bien", señala.

En este lugar se ha reencontrado con su esencia. "Ser agricultor está en el ADN de uno, porque siempre estuvo ligado a esto y de por sí tenía que gustarle, porque era lo que sabíamos hacer, declara.

betarragas gigantes

De lunes a sábado, Cárdenas se levanta a las 6 de la mañana para llegar al fundo. "Nos venimos con mi hermano, que también tiene plantación acá. Llegamos a las 7 para tomar 'la choca', como le decimos al desayuno, y antes de las 8 ya estamos trabajando la tierra", cuenta.

En su plantación, él hace todo solo, desde la siembre hasta la cosecha, por lo que las betarragas "gigantes" son obra y gracia unicamente de su esfuerzo.

Muchas de sus betarragas pueden llegar a pesar dos kilos, incluso una pesó 3.730 kilogramos, lo que ha llamado la atención de la gente.

-¿Por qué crecen tanto sus betarragas?

Uso semillas de gran calidad. Además, la tierra es muy buena acá, muy fértil. Si usted la cuida y la trata bien, le da buenos resultados. Me he dedicado bastante a mi plantación y he tratado de hacer las cosas bien.

Cárdenas manifiesta que "la gente piensa que la betarraga más chica es más blanda, pero no es así. Estas tienen todas la misma edad y son fresquitas, pero como la venta es lenta en este sector van creciendo y creciendo".

-¿Usa algún tipo de fertilizante?

- No, son regadas con agua de pozo. No se aplica enraizantes, pesticidas ni ningún tipo de fertilizante natural ni sintético. Sólo agua de pozo.

El agricultor agrega que "si quiere venir algún laboratorio a estudiarlas, que vengan, comprobarán que solo tienen agua de pozo".

"También invito a los negociantes a conocer mi producto y a contactarme si quieren comprarlo", afirma.

Según Cárdenas, un factor que influye en su cosecha es que "me gusta lo que hago y, además, aquí no me manda nadie y trabajo contento y, por eso mismo, las plantas se dan tan bien, porque si uno anda enojado las plantas no se dan".

"Estoy agradecido de la vida, porque aparte del accidente nunca me ha faltado el trabajo. Después del accidente esto es como una yapa para mí, así que estoy contento", afirma risueño, mientras toma su pala y se aleja para trabajar un día más la tierra.